Noticia inesperada.

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Tejas verdes, es una granja alejada de todo Avonlea, da más lejos desde la hondonada y las plantas de colores vivos, quedaba más adelante de la casa de la mujer más chismosa y fastidiosa del todo el pueblo. Un lugar muy silencioso en absoluto. En esta tranquila casa viven los dos hermanos Cuthbert. Dos hermanos de mediana edad que tienen una vida normal y pacífica en la granja de tejas verdes. Los dos son solterones, nunca se casaron ni tuvieron hijos a diferencia de algunos conocidos de ellos. Él tímido baltra Cuthbert iba vestido muy elegante y presentable, algo raro de ver en él. Nadja Cuthbert, estaba muy apurada preparándole el desayuno y por lo que se ve también ansiosa. No era nada de esperarse de nadja Cuthbert, una mujer responsable y educada, con poco temperamento alta, delgada, sin curvas por su edad y su cabello violeta con algunas canas recogidas por un moño que eran sostenidas por horquillas bruscamente clavadas.

-Baltra, no quiero que te demores en llegar por favor. Ya creo que la señora Alexander Spencer ya trajo al niño. No imaginas los nervios que tengo.- Decía la mujer mientras llevaba los platos para servir el desayuno.- Espero que esta decisión sea para bien. No soportaría tener un niño flojo o uno triste no.- Decía nadja mientras iba de allí para allá, organizando todo.- No vas a venir, es para hoy.

Baltra solo estaba afuera sentado en uno de los troncos que el mismo talo una tarde desocupada, amarrándose los cordones de sus zapatos, se le podía notar el nerviosismo que tenía, pero al escuchar a su hermana se tranquilizó y se decidió por su bien pararse de donde estaba sentado.

-Debes estar nervioso, desde cuando no te lavas las manos.- Baltra obedeció antes de desayunar- espero que haya sido una buena decisión, tú fuiste el de la idea, lo tuvimos en cuenta desde el invierno pasado. No estoy te estoy contradiciendo solo digo.- Se lo mencionaba con las manos temblorosas mientras se ponía un pañuelo en sus piernas.- Creo que la Nerobasta no tarda en venir, ella todo lo debe saber. Tiene sed de chisme como un náufrago.

Así fue como comenzaron a comer los hermanos Cuthbert, cada uno cogiendo su trocito de pan y en el silencio al que estaban acostumbrados. Mientras que la vecina más chismosa de toda Avonlea estaba al pendiente en la ventana de su casa, mientras cosía. Nadie pero absolutamente nadie puede escapar de su gran ojo observador, ya que todo lo debe saber de algún modo. Es la mismísima e inigualable Nerobasta Lynde, una mujer acuerpada que cualquiera reconocería con su cabello rosado pastel con canas y recogido por un moño también. La señora Nerobasta nunca deja escapar lo que ve hasta obtener respuestas. Es una mujer muy considerable que ha estado participando en muchos eventos importantes, dirigiendo el círculo de costura, ayudaba a dirigir la escuela dominical y era el apoyo firme de la sociedad de la ayuda de la iglesia, además de auxiliar misiones extranjeras. La señora Nerobasta aun así seguía siendo una persona que le gustaba meterse en la vida de los demás pero ni siquiera puede con los suyos aunque no tenga. Su esposo Ludociel Lynde también es conocido como el esposo de Nerobasta Lynde, era tímido y a la vez trabajador, se gana el cariño de muchas personas al igual que el de su esposa, estaba justamente en el campo de la colina, no muy lejos del granjero, sembrando la última semilla de nabo.

Pero la señora Lynde vio algo extraño. La hora marcaba las tres de la tarde y repentinamente vio a baltra Cuthbert conduciendo por la hondonada plácidamente hasta la colina. Llevaba un traje muy elegante, haciendo saber a la señora chismosa que evidentemente baltra Cuthbert iba a salir de Avonlea; iba con su calesa y su yegua alazana, lo que presagiaba que iba a una distancia muy considerable. La señora Lynde no podía creerlo, pensaba cosas como ¿Por qué rayos baltra Cuthbert está saliendo de Avonlea? O ¿Dónde iría? La pobre señora esta vez no pudo resolver sus propias dudas y la única opción que tenía en sus manos era preguntarle personalmente a nadja Cuthbert. Obviamente baltra Cuthbert debería estar en tejas verdes sembrando las semillas de nabo, según lo que escucho de Galand Morrison, en la tienda de Fraudin Blair en Carmody, la tarde siguiente, Galand le había preguntado, claro está ya que baltra era lo suficientemente tímido como brindar información de su vida.

Elizabeth la de tejas verdesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora