•|• Desde que Hope Mikaelson tiene memoria, Nathaniel Forbes, el hijo adoptivo de Caroline Forbes, ha sido su mejor amigo; el amor epico que su madre quería para ella pero hay demasiado oscuridad en su camino a un final feliz y ambos deberán elegir...
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"Por favor, dime qué esto es real, por favor, no me vuelvas a dejar." Josie to Nathaniel.
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Apenas habían pasado unas horas, desde que habían llegado a este abandonado pueblo y un nervioso Nathaniel Forbes se encontraba con el corazón a todo ritmo, sus piernas se sentía tambaleantes, la razón por la cual se sentó sobre una de las camas, admirando el familiar y cambiado cuarto de sus hermanas. Ni siquiera dos horas desde que cruzaron el viejo cartel de Mystic Falls, y ni una hora desde que cruzaron las oscuras rejas de Salvatore School, habían pasado mayormente desapercibido, pero había algo nuevo en la escuela que el Forbes noto, más hechizos de seguridad y defensa a los alrededores, unos que no eran problema para el mítico lobo pero, sin duda alguna era extraño.
Entraron por la puerta principal, casi desolado por el hecho de que aún era horario de clases, solo algunos y eran unos totales extraños para el alfa, y el lo era para ellos, si eso era lo que sus miradas curiosas y alguna que otra cautelosa le mandaban.
Caminaron por el largo pasillo, llegando hasta donde normalmente se daban los anuncios importantes, aún con el corazón a punto de salirse de su pecho, se giró con nerviosismo hacia su pequeña manada, quienes lo miraban con suma atención y a la espera de sus palabras.
Bueno... – comenzó, jugando con sus manos torpemente, una actitud muy poca vista en su alfa – Estamos aquí – habló, aunque por su tono bajo y mirada perdida, tal vez hablaba consigo mismo, y entonces, un fuerte -¡Zaap!- se escuchó, los cuatro hombres lobos se sorprendieron por el repentino golpe que Nathe se había dado en la mejilla, a tal punto de que cuando se recompuso, y mostró una sonrisa, estaba manchada por sangre – Excelente, de acuerdo – comenzó, de nuevo, pero ahora mirando a su mano derecha – Zach – llamo al enorme hombre lobo, quien dió un paso al con una aura estricta en su pose – Tu y los chicos vayan a reunirse con Aiden y los demás, iré en cuanto acabe – termino, con una mirada de evidente temor e inseguridad que era algo graciosa – Yo iré...por ahí – se despidió, comenzó a caminar vacilante, sin siquiera alzar la mirada pero el sabía a la perfección dónde estaba cada cosa en este lugar, como la patita de su forma lobo.
Sin pensarlo y sin saberlo realmente, llegó hasta la habitación de Hope Mikaelson, su mejor amiga, la chica que amaba pero abandono, y por primera vez en tanto tiempo, Nathe se sintió aliviado, tranquilo y muchas cosas que haces dos años no sentía, una que solo ella podía proporcionar y cuando estaba por tocar, su magia lo alertó de la falta de presencia del otro lado, y con pesadez, dió un paso atrás. En cambio, comenzó a dirigirse con sus pequeñas hermanas, que igual, ya no eran pequeñas y tal vez, el ya no era familia.
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Después de que la ansiedad por esperar lo superará, se levantó prácticamente de un salto y camino por el lugar, observando y notando las pequeñas diferencias con las de hace dos años, una brecha tan pequeña pero tan larga en la vida del lobo, supo identificar cual lado era de cada hermana, el de Lizzie, era más expresivo, postes de diferentes cosas, decoración un poco más extrovertida mientras que el lado de Josie era más reservado, un poco seco pero de alguna manera, su pequeña hermana siempre fue así, introvertida, una timidez adorable y un enorme corazón, sin duda el más grande de los tres hermanos.
