•|• Desde que Hope Mikaelson tiene memoria, Nathaniel Forbes, el hijo adoptivo de Caroline Forbes, ha sido su mejor amigo; el amor epico que su madre quería para ella pero hay demasiado oscuridad en su camino a un final feliz y ambos deberán elegir...
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･･ ------ ･･ " Tendremos nuestro final feliz, Hope, y si aún no lo sentimos, es porque no es el final."
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Nathaniel podía sentir sus huesos crujir, su padre adoptivo, Alaric no había dejado de abrazarlo, regañarlo y abrazarlo de nuevo desde que se reunieron – Pero...¿Cuando? – fue lo que le pregunto una vez que lo soltó, ambos sentados en los sillones que la oficina de su padre tenía.
El Alfa se rasco la nuca y lo miro con una sonrisa voluble – Está tarde, cuando se fueron en busca de esos chicos, por cierto ¿Los encontraron? – pregunto, con curiosidad y observando lo cansado que Ric estaba, eso y su suspiro largo.
Ni me lo menciones – respondió, para la diversión de su hijo – Pero al final, supongo que todo se resolvió y se complicó, de nuevo – se encogió de hombros, acostumbrado al mundo sobrenatural, el Saltzman noto el disimulado temblor en la mano que su hijo intentaba ocultar.
Supongo que estarás cansado, te dejare para que descanses – dijo, levantándose y mirando el rostro de Alaric, el mismo que sus hermanas, preocupante y temeroso de su estado, ciertamente sospechaban que escaparía de nuevo – Nos veremos mañana lo prometo, de hecho, estaré aquí antes de que salga el sol – un pequeño brillo de nerviosismo recorrió la mirada del lobo pero fue rápidamente aplastado con una sonrisa estándar – Buenas noches, papá – después de eso, salió de la oficina, recargandose sobre la pared por un breve momento y cerrando los ojos con dolor, sintió como todo su cuerpo era recorrido por una tortura ardiente.
Mordió su labio para evitar soltar un grito de dolor y sus ojos, ahora brillantes y anaranjados, miraron sus manos y observando como venas rojizas comenzaban a mostrarse y eso solo significaba algo, con miedo y angustia, corrió lo más rápido que su ser le permitía.
¡Jefe! – escuchó la voz de Zach pero el fuego en su interior seguía aumentando y no podía quedarse aquí.
Cuando llegó al exterior, dejo escapar su autocontrol y mientras seguía corriendo, todo su cuerpo comenzó a cambiar y entonces, en lugar de un humano, la gigantesca forma de un lobo rojizo se encontraba, corriendo a velocidades antinaturales pero su mente, su mente era más simple y aún así, el dolor lo seguía atormentando.
Zach había corrido lo más rápido tras su Alfa, sorprendiéndose cuando vio la forma lobina de Nathe, por primera vez en un año y aún así, eso le preocupo, solo había dos razones para que eso ocurriera, ella o el mismo.
¡Jefe! – y justo cuando grito, una onda mágica explotó, poderosa y destructiva que lanzo al enorme hombre lobo a unos metros de distancia.
