Y... ¿Sientes mariposas?

Mio.

-No, si yo ya me iba, no tengo nada que hacer aquí.-se levantó y se fue por donde había venido.

-Creo que…-le corté antes de que pudiera decir nada.

-¿Nos vamos a tomar algo y hablamos las cosas claramente?-asintió, y por primera vez le cogí la mano, fue toda una tentación.

De camino a la cafetería más lejana que se pudiera encontrar el se soltó de mi mano y con la cabeza agachada dijo:

-No creo que… esté preparado para esto…

-¿Preparado para que?

-Para que esto se acabe, mi felicidad digo.

-¿Tu felicidad?

-Si…

-No se va a acabar nada aqui, entiendes?-le tendí mi mano y en sus ojos apareció un brillo que me conmovió y derritió una pequeña parte de mi, todas las etiquetas que tenían, podía confiar que eran falsas por completo.

Llegamos a la cafetería y pedí un café, apesesar de que nunca me gustó necesitaba despertarme un poco. Estuvo callado un buen rato.

-No sabía que tenías novio.

-Y no lo tengo.

¿-Entonces ese quien era?

-Hazel, fue mi primer amor… Creo que es hora de que te lo cuente todo. Antes de vivir aquí estaba en su misma ciudad, pero a mi madre la cambiaron de puesto y le dieron uno fijo aquí, el último día que me quedaba allí, me declaré de la forma más sutil posible, lo entendió, se que entendió lo que le dije aquel día pero otorgó silencio, y yo me fui sin volver a verle. Hasta que hace cosa de un mes apareció en mi casa, y fue todo un shock está aquí y no se si sabes el rumor de que yo nunca acabé saliendo con alguien.

-Si algo de eso oí.

-Pues es cierto, al menos desde que le conocí a el.

-Mi único problema es que yo te quiero a ti.

-Ese no es ningún problema, solo necesito tiempo.

-Esperaré lo  que haga falta.

-No hace falta esperar, no?

Creo que todo se llego a sobre comprender con la mirada, dejé la taza de café, en aquel momento medió bacía sobre la mesa y acerqué mi mano a la suya, se la cogí y la coloqué entre mis dos manos.

-Tienes las manos heladas, además, ya es casi de noche, me acompañas a casa.

Tal vez se sentía aliviado, y sonrió de forma discreta.

Durante el trayecti la nieve hacía de nosotros un momento de película, reiamos y estabamos... ¿Tranquilos?No lo sé, pero cuando me quería dar cuenta ya nos habíamos pasado mi casa, ibamos en dirección un lugar el cual desconocía, era un parque, en plena escena fantástica, y helada de la emoción, solo sentía el calor de la mano de Daría, que permanecía junto a mi en todo momento, nos hacercamos a los columpios y me senté sobre sus piernas mientras nos balanceabamos, yo no paraba de reirme, era el momento que tanfo esperaba después de lo de Hazel, paró el columpió y me cogió en brazos y yo pase mis manos por su cuello, estaba disfrutando de la inocencia de una niña pequeña que aun no es consciente del mundo real, que solo entiende el "momento" como la vida misma, y entre vueltas y vueltas que daba Darío conmigo sobre sus manos, paró en seco, y miró hacia el frente, comp con la mirada perdida, yo seguí su mirada, observaba un arbol muy grande que estaba cubierto por la escarcha de la nieve, sosteniendome se acercó al arbol.

-Fue aquí- y simuló una risilla melancolica.

-¿Fue aquí que?- pregunté desconcertada para sacarle de sus pensamientos.

-Debajo de este mismo arbol, me enamoré de ti, Akane.
[¿Qué?No puede ser, había sido el... El que cuando en verano venía de vacaciones al que ahoa es mi hogar, se me declaraba cada verano, me escribía poemas y me juraba que me amaba... Todo fue verdad...]

Le miré tremendamente asombrada, y conmovida, me dejó en el suelo, pero mis manos seguían rodeando su cuello, no pretendía alejarme de el, respiré, nos estabamos acercando el uno al otro y cuando nuestros labios estaban a 1mm le susurré un 'te quiero' que apenas pude terminar, nos fundimos en un intenso beso.

               Mientras, la nieve la derretía.
                        Salió la primera flor.