Capítulo 2

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Draco tiró de la corbata que casi lo estaba estrangulando y se recordó a sí mismo que asistir a la boda de su amigo Flints. Además no podía quedarse en la casa, y menos con su mamá que le diría lo mismo de siempre 《Debes volver a tener una esposa》. lo único que lo mantenía en su mansión era su hija Casiopea. Su hija estaba creciendo, y no quería que la llamaran hija del abandonado.

Sin embargo, de haber tenido elección se hubiera quedado en su laboratorio en vez de estar allí. Esa era una de las razones por la que Astoria, su ex esposa, se había divorciado de él. 《No empieces a pensar en Astoria y en la equivocaron de tu matrimonio》, se advirtió a sí mismo. ¿Acaso ya no era lo suficientemente desgraciado?

Bebió un sorbo de su cerveza y para distraerse empezó a observar a los invitados que se paseaban por la sala. Sus ojos se clavaron en Hermione Granger. Esa mujer si que era una distracción. Se fijo en su perfecto peinado, en sus bonitas curvas marcadas por aquel vestido negro, en sus cortas piernas y hasta en sus zapatos. Al verla en la Iglesia había tenido que mirarla dos veces. Esa era Granger la que no había visto antes.

Estaba acostumbrado a verla detrás del mostrador regalando pasteles a los niños y pasándose las manos por unos cabellos revueltos. Pero esa noche Granger estaba diferente. Estaba muy guapa, ¿Quién imaginado que debajo de los vaqueros, camisetas, delantales se escondía semejante cuerpo?

La vio moverse entre la gente, riendo charlando y bebiendo. No parecía andar demasiado derecha, la vio dirigirse hacia él como lo haría una persona ebria tratando de parecer sobrina. Draco frunció el ceño y se dijo que no era asunto suyo si Granger quería tomar una copa de más.

_¿Te da vuelta la habitación?-le preguntó cuando Hermione se aproximó.

Hermione se quedó quieta y levanto la barbilla y lo miró fijamente parapadeando intentado aclarar la vista, pero no le sirvió de nada. Draco Malfoy no tenía uno, si no dos preciosos rostros. Quizás no debía haber bebido la última margarita pensó Hermione mientras una oleada de calor le recorría el cuerpo.

_Hola, Malfoy. No la habitación no está dando vueltas, bueno quizás un poco-Hermione entrecerro los ojos-. Me sorprende verte aquí.

_La ciudad entera está aquí, Granger.

_Sí es verdad-miro a su alrededor.

En lo que Hermione se refería a excepción de las margaritas. La fiesta estaba resultando un fracaso. No había encontrado a nadie dispuesto a quitarle la virginidad. No obstante, la celebración aún no había acabado. Volvió a clavar los ojos en Malfoy. A pesar de verlo todo borroso, él seguía siendo demasiado guapo para su gusto. Su dura mandíbula y esos ojos azules eran de ensueño. Tan atractivo lo encontraba que decidió ensinuársele. Inclinadose hacia él, Hermione sonrió y parpadeó.

_¿Se te ha metido algo en el ojo Granger?-pregunto Draco.

_No-respondio ella al tiempo que le lanzaba una furiosa mirada-. Estaba coqueteando pero muy mal.

_Vaya, gracias..

_¿Granger que te pasa?

_Nada. No me pasa absolutamente nada.

A juzgar por las cosas, cada vez le parecía más probable acabar con la casa llena de gatos.

_Espero que no te molestes por lo que te voy a decirte, pero te estás comportando muy extraña Granger.

_¿Extraña? ¿Me estoy comportando de forma extraña?-Hermione lanzó una carcajada y añadió;¿Y me lo dices tú que vienes a una fiesta y te quedas en el rincón sin hablar con nadie?-ella sacudio la cabeza-¿sabes una cosa? Uno puede ir a una fiesta, pero si no participa de la fiesta, es comi si no hubiera ido. ¿Entiendes lo que quiero decir?

El HOMBRE CORRECTO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora