Capítulo 47: "Que te pasa?"

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NARRA PETER

-Hola princesa, volví.

Pasé a mi cuarto y la vi a Tini acostada toda tapada, lo que me pareció un poco raro porque el calefactor estaba prendido a una temperatura agradable. A lo mejor se había arrepentido y trató de esconderse para evitarme.

-Tini… -no movió un dedo- Está todo bien, amor mío – la destapé la cara y vi que estaba dormida –No puedo creer que sigues dormida, sos una morsita. Despertate, dale, tenemos que aprovechar el poco tiempo que nos queda! – le quité las sábanas y agarré su cara para acariciar sus mejillas cuando sentí su piel muy caliente y su cuerpo temblar por completo. La escuché gemir incomoda pasando las manos por sus brazos y encogiéndose como si tuviera frío. No estaba bien, esto era cierto. Por eso mi corazón sentía que ella me necesitaba. -Tini, despertate. Necesito saber que te pasa

-Tengo mucho frío –respondió entre gemidos con sus ojos cerrados y con una expresión de dolor

La tapé de inmediato, aunque no era el correcto a hacer si lo que tenía era fiebre, pero no podría verla sufrir.

-No te muevas, vuelvo pronto –dije

-No te vayas –susurró sin fuerzas

-No me voy de la casa. Vuelvo en un minuto –di un beso en su frente caliente y fui a buscar un termómetro para averiguar si tenía fiebre, aunque no hacía mucha falta, era notable por su alta temperatura.

Donde está el puto termómetro cuando lo necesito? –pensé mientras recorría cada rincón de mi casa buscándolo. Volví a mi cuarto sin suceso. Me senté en la cama con mis manos tapándome la cara desesperado sin saber que hacer, Tini gemía y giraba de un lado para el otro incomoda.

-Diosito, por favor, ayúdame- Como en los dibujos, se encendió una lámpara en mi cabeza. Me acordé de la última vez que me había enfermado, no podía salir de la cama asi que el termómetro lo dejé a mi alcance en la mesita al lado. Abrí la gaveta y tiraba todo al suelo hasta que lo encontré al fondo, lo agarré rápido y soplé con fuerza para librarme del polvo que lo cubría, casi nunca lo usaba.

-Princesita, voy a medir tu temperatura. Intenta no moverte mucho, ok? –dije en tono bajo

-Me siento muy mal, Peter, ayudame! –me lo rogó casi llorando y yo sentí una impotencia que rasgó mi pecho en dolor, quisiera estar yo en su lugar. Tini estaba realmente mal y yo no podía hacer nada para ayudarla. Puta vida.

-Tienes fiebre, voy por unas pastillas y vuelvo en dos segundos. Va a estar todo bien. –me asusté con su temperatura pero no le dije nada

El termómetro marcó 39,5º. Me desesperé. Sería posible que en dos horas su cuerpo se había desestabilizado a este punto? No sabía que hacer pero quedarme parado no iba ayudar en nada. Tampoco las pastillas ayudarían mucho. Las pastillas que eran inexistentes en mi casa.

-Tengo que llamar a alguien.. –dije solo dando vueltas en el living con el teléfono en mis manos- Pero a quien? No puedo llamar a Mariana porque va a preocuparse muchísimo y está en otro país. Si llamo a Mer se va a poner histérica y no podrá ayudarme en nada, encima me va a poner más nervioso. Pensá Peter, Pensá.

Mi cabeza daba vueltas y mis pensamientos desordenados empeoraban la situación. Me choqué con un mueble y se cayó al suelo, en pedazos, un cuadro de fotos. Agaché para rescatar la foto, la miré y estábamos mi mama y yo. Encontré quien podría ayudarme. Con toda la experiencia de 4 hijos seguramente sabría que hacer. Como no pensé en ella antes?

Agarré mi teléfono y marqué su número. Por suerte en dos toques me contestó

LLAMADO PETER-CLAUDIA

Tiniter FicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora