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ᴺᵃʳᵘᵐⁱ ᴹᵃⁱʰᵃʳᵃ

"Yo... Yo entiendo eso, yo mismo lo sufrí, pero... No dejaré que caigas. No más profundo que yo mismo el mismo día en el que intenté hacer algo tan doloroso. Si lo hiciera, obviar tu mentira, estaría admitiendo que absolutamente todo lo que ha pasado este verano sería una mentira. Los recuerdos, experiencias, momentos, sentimientos... Por eso mismo, no toleraré más mentiras."

━ Narumi Maihara.

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Narumi Maihara es un chico sentimental.

Desde que tiene memoria, nada le ha salido bien. Ni en su familia, ni en relaciones de amistades, ni algún logro fuera de estos ámbitos.

Igualmente, solía ser alguien capaz de regalar dulces y brillantes sonrisas. Tan brillantes como la Luna.

Su aspecto siempre ha sido uno angelical y dulce. Piel clara como la leche, ojos azules y brillantes que incluso el mismo cielo envidiaría, cabellos azules oscuros como el cielo nocturno, además de mejillas y labios levemente rojos. Una auténtica belleza delicada.

Ese sentimentalismo en parte le sirve, puesto que a partir de este puede desarrollar una empatía amplia, queriendo conocer mejor a las personas que les rodea. Aunque, eso siempre se termina volviendo en su contra.

El nacimiento de esa sensibilidad se remonta a la más tierna infancia de Narumi, cuando apenas tiene tres años.

- Mamá... ¿A dónde vas?

- ...

Su madre se parece notoriamente a él. Como mínimo, Narumi heredó de ella sus ojos tan impresionantes.

- Debo hacer un recado, perdóname.

- ¿Un recado? ¿Y por qué llevas eso?

El niño inocentemente señala todas las maletas que están en la entrada de la casa. La mujer, nerviosa, se ata su cabello negro en una coleta. Suspira pesadamente antes de mirar con pena a su hijo.

- Perdóname, Narumi... Ya lo entenderás cuando seas grande.

El menor no entiende qué está pasando, solamente se acerca y abraza la cintura de su madre. No comprende, pero se asusta por el miedo a perderla.

- No... No lo compliques más, por favor.

- Pero mamá-

- Esto... Esto se lo ha buscado tu padre, ha hecho demasiadas cosas malas, y ya debe de ser responsable de sus consecuencias.

Sin mucha delicadeza, ella lo aparta antes de agarrar sus maletas y marcharse. Narumi confundido, empieza a llorar por la pérdida de su madre a tan temprana edad. No mucho más tarde, entra su padre. 

El diminuto chico no sabe explicarle lo sucedido, aunque su padre rápidamente se hace una idea de esto. Sin embargo, no hace nada. Solamente se vuelve a marchar, dejando al niño llorar desconsoladamente tirado en el suelo.

Desde ese momento, durante el año más solitario en la vida de Narumi, sale diariamente a recorrer las calles tan frías y oscuras. Pregunta en busca de su madre, aún aferrándose a la idea de que vuelva.