3: Por el futuro que no tendremos

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Sus delicados ojos se paseaban por el jardín en busca de ver a sus queridas niñas jugando entre ellas y se sorprendió tras notar que estas estaban observando con completa tranquilidad una mariposa que paseaba en frente de sus ojos como si estuviese bendiciéndolas a ambas tras posarse sobre la nariz de cada una en un intervalo pequeño de tiempo. Nunca las había visto tan aficionadas observando a un simple insecto que se posaba sobre alguna parte de su cuerpo, pero esa escena provocó que su corazón se detuviera por solo un momento.

Recordaba lo que Kanae alguna vez les había dicho. Ese broche de mariposa que todas llevaban era un símbolo que las unía y las volvía una familia, significaba que no importa donde estuviesen tendrían un objeto que ya sea en esta o en la otra vida las identificaría. Una ligera sonrisa honesta salió de sus labios al pensarlo de esa forma, hasta llegando a creer que aquel insecto no era ni nadie más ni menos que su hermana, visitándolas ese 20 de marzo, la fecha de su cumpleaños que recordaba con tanto orgullo. Qué locura, ya habían pasado 4 años y ella hace casi un mes había cumplido 18... Realmente no podía terminar de creerlo.

Se dio la vuelta, sentándose delante de su mesa mientras tomaba el té que había servido hace solo unos minutos. No podía quitar de su cabeza el hecho de que hoy era el cumpleaños de su querida hermana, pensaba en ir a dejarle tulipanes en ese mismo momento y así comentarle lo extraño que aún le resultaba el hecho de tener que verse tan seguido con Tomioka y no oírlo nombrarla en ningún momento, pero sabía que a Kanae no le agradaría que se burlase de ese hombre tan abiertamente.

—¡El té aquí siempre es realmente exquisito, Shinobu!

—¿Sí, Kanroji? Me alegro de que te guste, pienso especialmente en ti cada vez que lo hago —comentó con sencillez, provocando que las mejillas de la contraria alteren su color.

—Siempre dices ese tipo de cosas con tanta facilidad, haces que hombres o mujeres se avergüencen ¿verdad?

—Nunca lo había pensado así, solo digo la verdad.

Shinobu era el pilar más sincero para Mitsuri, pero la realidad es que casi nunca decía la verdad sino mentiras para llegar a convencer a los demás, lo cual podía funcionar muy bien si deseaba manipular a alguien. En ese momento estaba demostrando calma, pero la realidad es que se estaba sintiendo culpable por no ir a ver a su hermana o llegar a olvidar las miles de cosas que deseaba decirle.

No era sencillo descubrir quién es Shinobu.

Mitsuri ante el silencio parecía incómoda, no dejaba de mirar al pilar en frente suyo y sus orejas se enrojecían como si estuviera aguantando decir algo que sabe terminaría por escupir junto a todo el té si seguía de esa manera. No le había pedido a Shinobu verse solo para pasar un poco más de tiempo juntas, en realidad era algo demasiado diferente. Tenía en su mente un debate entre si contarle la verdad o solo intentar tocar algún otro tema para evitar traicionar la confianza de su maestro.

No era alguien incapaz de guardar secretos, pero ¿se podría considerar un secreto algo que es transmitido con tanta sencillez delante de todos? Es decir, ella solo le preguntó si había alguien que le gustara y él respondió inmediatamente que era Kocho. No, es más ¿y si conocía a otra Kocho?

¿Cómo podía ser que era el pilar del amor y llegaba a dudar de quién gustaba Kyoujuro? ¡Era más que obvio! Hasta había prometido ayudarlo, aunque fuese demasiado incompetente para ello.

—Kanroji, ¿qué te pone tan nerviosa?

—Oh, lo lamento, Shinobu, es que estaba pensando un poco acerca del amor ¿sabes? —ni ella misma podía creer que estaba arrancando todas esas palabras sin titubear.

—¿El amor? Conozco a alguien que le hubiera encantado hablar de este tema.

—¿Tu madre?

—No, Tomioka.

I love you [RenShino]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora