🐻‍❄️ Capítulo 04

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Primeros cuatro años de Bae.

El sol se filtraba por las ventanas de toda la casa; ya estában a principios de verano y el calor simplemente no podía estar más terrible.

Dejando los platos ya lavados en su lugar correspondiente, se secó las manos con la toalla de cocina que tenía a lado. Levantó la vista hacia la ventana y pegó un brinco cuando se topó con los ojos salvajes y verdes de un gato negro.

—Rayos... —Susurró entre dientes.

Con el corazón más calmado, estiró su mano para acariciar el suave pelaje negro del felino, el cual cerró los ojos ronroneando tranquilo ante su tacto.

Alejó su mano del gato y pudo ver como un copo de nieve se posó sobre la nariz del animal. Enternecido por la tierna imagen, JiMin observó como se deshacía en ella por el calor.

Entonces pensó que... Algo andaba mal.

Un copo de nieve... en verano.

Sus ojos se abrieron asombrados cuando más copos de nieve empezaron a caer sobre el gato y sobre él ¿Cómo era posible?

Levantó la vista hacia arriba, los copos de nieve caían lentamente, y al parecer, del techo. Frunció el entrecejo completamente confundido y dio media vuelta hacia la sala.

—¡Nieve! ¡Papá Imin! ¡Hice nieve! —Carcajadas acompañaron los divertidos gritos de Bae, quien saltaba sobre el sillón con sus manos extendidas hacia arriba. Sus alas que se habían vuelto doradas, se agitaban con furor hacia atrás y adelante.

Entonces JiMin lo pudo ver bien; una luz blanca tenue y apenas perceptible se encontraba en el centro de las palmas de su hijo, copos de nieve seguían saliendo de ellas. El sillón en el que Bae seguía saltando, pronto se llenó de nieve.

Por un segundo, JiMin se sintió tranquilo al ver que Bae estaba feliz, pero cuando observó su rostro, ahí habían notorias venas completamente azules y además, estaba más pálido que de costumbre, no era normal, su hijo no estaba bien; el miedo se infiltró en su sistema al instante.

Con rapidez corrió hacia Bae, tremendamente asustado. Y cuando llegó a él, se dio cuenta de que no podría acercarse demasiado.

—¡Bae, baja de ahí! —gritó— ¡Ven, por favor! ¡Baja, mi amor! —Aquellas palabras salieron en sollozos, las lágrimas se arremolinaron en sus ojos. JiMin tenía miedo. Demasiado.

—¡Puedo hacer nieve, papá! ¡Mira! —Cuanto más cantidad de copos de nieve salían de sus manos, más pálido se ponía y las venas comenzaban a tomar caminos delgados por sus brazos de forma rápida. Incluso sus preciosas alas parecían enfermas.

El corazón de JiMin latía a un ritmo muy rápido, incluso sentía que se saldría de su pecho en cualquier momento. Las lágrimas cayeron, la impotencia le cegó y sin importarle su estabilidad, ni medir las consecuencias de lo que podría pasarle siendo él un simple humano; tomó fuertemente a su hijo entre sus brazos. Pudo sentir perfectamente como el hielo empezaba a congelar su cuerpo, y lo único que quería hacer, era abrazar a Bae sobre su pecho y no dejar que nada malo le pase.

—Deja de hacer eso, cariño, por favor...—susurró, arrullándolo entre sus tiernos brazos.

Debilitado. Incluso con la piel sumamente fría de Bae que le estaba quemando; nunca lo soltó, incluso se aferró más a él.

—¿Papá? ¿Por qué...? ¡Papá!  —el gritó asustado de Bae lo escuchó lejano; JiMin se preguntó si se habría alejado de él.

Cuando dejó de sentir los brazos, sus piernas y todo su cuerpo en sí, solo entonces se preocupó.
Ni siquiera se había dado cuenta de cuando había dejado de mirarle, pues la oscuridad le cegaba. Y en lo único en lo que podía pensar, era en Bae.

Que esté bien, por favor.

Si en verdad había un dios, JiMin rezaba porque protegiera a su hijo.

La inconsciencia le alcanzó y golpeó sin previo aviso en solo unos segundos. Y esa misma inconsciencia le trajo recuerdos que aún luchaba por borrar de su corazón y como era obvio, nunca logró.

[...]

Estaba enojado. Su rostro lo demostraba. Aquellas atractivas facciones que siempre se mostraban trémulas y con superioridad, ahora se encontraban tensas y furiosas.

Recargándose sobre la pared de su oficina, pese a que sabía que no debía entrar ahí, JiMin levantó la mirada y analizó al arcángel.

Sus enormes alas añil se sacudieron con ira.

No deberías de estar aquí.—le dijo de forma fría, sin levantar la vista de los papeles que había en aquel escritorio de madera con bordes de oro puro.

Sé que no debería, pero te escuché gritar, y sabes... nunca te he escuchado gritar —YoonGi no respondió, simplemente soltó las hojas entre sus manos, revolvió sus cabellos oscuros, gruñendo.— Puedes contarme lo que sea, Yoonie. —Susurró con voz suave, caminando hasta llegar al frente de aquel elegante escritorio.

El maldito viejo nos está amenazado de nuevo —empezó el arcángel, con voz furiosa—. No le tomé importancia, no hasta que Park llegó y me dijo que habían tomado a dos de mis vampiros.

JiMin lo miró sorprendido.

—Pero puedes ir por ellos, ¿No? Digo...

Los mató hoy por la mañana y el muy hijo de puta, рuso sus cabezas y corazones en las puertas de sus familias.

La habitación quedo en silencio. El horror le llegó.

Lo siento, Yoonie.—le dijo acercándose a él completamente, y al estar cerca, sus brazos le rodearon, sintiendo lo tenso que estaba.

Ese imbécil no se detendrá, JiMinie, él no va a parar hasta tener mi territorio y todo lo que es mío —Fue entonces que levantó la mirada. Sus oscuros ojos redondos llenos de pesadillas y maleza, miraron al humano—. Prométeme que no me odiarás incluso cuando haga atrocidades —murmuró cerca de sus labios—. Promete que seguirás amándome como lo haces ahora, porque yo te voy a necesitar por la eternidad, Park JiMin. Por favor.

El pequeño rubio tomó su rostro entre sus manos y luego presionó sus labios sobre los contrarios, con amor.

—Mi corazón siempre será tuyo, en esta vida y en las siguientes...

Entonces YoonGi se permitió estár más tranquilo.

[...]

Vpolar🐻‍❄️🌿

El corazón del Arcángel | YoonMin (Finalizado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora