Estaba enfadado e indeciso. La dona de chocolate con cacahuate y la dona con azúcar parecían burlarse de él.
Pero es que realmente se le estaba haciendo difícil decidir. Bae podría jurar que esta era una de las decisiones mas difíciles de su vida. ¿La dona de chocolate con cacahuate o la dona con azúcar?
Cada una tenía sus pros y sus contras; Ambas eran deliciosas, pero si elegía la dona de chocolate con cacahuate, este terminaría pegado a sus dientes y odiaba esa sensación, en cambio la dona con azúcar sabía igual de deliciosa y no se le pegaría, el problema era que él realmente amaba el chocolate, especialmente las barritas, pero su papá le había traído aquellos postres argumentando que se habían acabado en el súper mercado, por lo que le trajo una caja repleta de donas de diferentes sabores. Hace días que se había acabado todas y solo le quedaban aquellas dos.
Bien, esta decisión era muy complicada, y cuando las cosas se le complicaban a un niño de cinco años, acudía a su papá, porque él siempre sabía qué hacer.
Ladeó su rostro, mirando al peluche de conejo sin una oreja, misma que fue causada por el niño, quien, tras un berrinche infantiln se había desquitado con su conejito y le había incendiado una oreja con aquel fuego azul que salía de sus manos.
—Señor bigotes, iré a buscar a papá, tú quédate aquí y cuida que el señor gato no se las coma, le he visto merodear por la mañana y me dijo que en cuanto me descuidara, se las comería. Ese gato tonto... —Ordenó refunfuñando con su entrecejo fruncido. Puso al peluche a un lado de la caja con las donas.
Levantándose, caminó con sigilo hacia el exterior de su casa, por la parte trasera.
Su padre desde hace unas semanas, le había pedido innumerables veces que no se acercara a la habitación exterior donde solían guardar cosas de jardinería, o cosas viejas. Lo entendía, y como buen niño, había hecho caso durante ese tiempo. Excepto hoy.
La molestia de no poder elegir las donas le hacia olvidar la orden, y siguió su camino en saltitos hasta que llegó a la puerta entre abierta.
Se quedó parado, indeciso y diciéndose a sí mismo que solo le preguntaría en menos de un minuto, es más, ni siquiera iba entrar a pesar de que su curiosidad de niño le gritase que lo hiciera.
A punto de hablar, se quedó callado, observaba la habitación media oscura, siendo iluminada nada más que por una pequeña ventana que filtraba la luz del sol, había una cama, un ropero y eso era todo. Oh, y en el piso una arma a tan solo unos metros de él.
Sus ojos se abrieron en grande, miró a un hombre atado sobre la cama, su papá y su tío Tae estaban discutiendo a un lado.
Su presencia no era detectada gracias al ropero a un lado de la puerta; desde su posición, incluso si su papá volteaba, solo vería la orilla del mueble que ocultaba la entrada.—... demasiado tiempo, JiMin —Con una mano en su cuello tratando de desaparecer la sensación de angustia, TaeHyung le hablaba a su amigo—, yo... no sé sí voy a poder seguir haciéndole esto a JungKook, no quiero que me odie. —La tristeza era evidente en su dulce voz.
—Sé que-... creo que sé que no falta mucho, en cualquier momento YoonGi va a llegar... y entonces, todo terminará, ¿Está bien? Solo un poco más, por favor, Tae. Solo necesito saber que Bae estará bien; las pastillas no me sirven de nada... Cada día se vuelve más doloroso —pausó, suspirando— Solo... solo debemos esperar.
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El corazón del Arcángel | YoonMin (Finalizado)
FanfictionPark JiMin fue embarazado y abandonado por un arcángel. Min YoonGi; ése era el nombre de aquel siniestro ser que amó con toda la fuerza de su corazón. Pronto se dió cuenta de que había parido al primogénito de uno de los Arcángeles más poderosos que...