Eternidad

6 1 0
                                    

Una suave brisa penetra a través de la ventana en plena oscuridad. Simulando tu mano acariciándome cada mañana y erizando mi piel. Ilusión y falsedad que se desvanecen al tocarme en tu búsqueda.

   Quisiera poder decir que los brillantes, excitantes y ahora fugaces días que pasamos juntos, son los causantes de toda esta tristeza. Y me engañaría. Pues es mi falta de entereza y quizás hasta de madurez, la que me impide dejarte marchar una y otra vez. Tanto que, si no viviera en sociedad, desearía no volverme jamás a enamorar.

   Tu inimitable aroma y tu inconfundible forma de hablar son flores de amor que permanecen perennes en mi mente día y noche sin descansar. Por eso, mi deseo… mi único y egoísta deseo, es que, si el “más allá” existe y lo logro alcanzar, estés al igual que yo, llorando por poder volvernos a encontrar.

   Porque ahora mismo, un nuevo paso es siempre un pequeño avance pesado y solitario. Y si por si algún casual, consiguiera salir de aquí y rehacer mi vida y construir la familia que contigo no puede tener, quiero que sepas que, si vuelvo a renacer, quiero conocerte otra vez.

   Porque solo tú me lo supiste dar todo, sin tenerte yo nada que pedir. Porque tú, y solo tú, fuiste la única persona que vio completamente a través de mí. Que estaba ahí detrás para darme un empujoncito cuando me hacía falta, con ese tacto y esa habilidad, que ni mi orgullo encontraba nada que objetar.

   Todas estas cosas que te quiero dar. Tantas sonrisas que te quería sacar. Tantos “te amo” que quería pronunciar mirándote a los ojos. Y tantos abrazos en los que fundirnos. Sintiendo tu respiración en mi hombro y tus latidos con mis latidos, resonado al unísono. ¡Cuánto fútil y amargado sentimiento que ya no se puede consumar! Siendo constantemente quemado por el sol de verano y enterrado bajo la nieve de invierno. Pero imperturbable aquí dentro en mi pecho.

   Y pese a todo, creo que soy feliz. Estoy feliz pero solo de algún modo. Porque incluso alguien como yo se puede volver a levantar y lo puede volver a intentar. Y porque puede volver a mirarle a los ojos al amor mientras recuerda la intensa vibración de la llave guiada por tu dulce canto y que nos permitió salir de nuestras jaulas. Y volar. Juntos y libres, volar.

   Por eso no sé si quiero detener el eterno flujo de tu inimitable aroma y tu inconfundible forma de hablar recorriendo mi cuerpo.  Porque mi deseo. Mi único y gentil deseo, es que seas feliz. Sea a donde sea que te haya llevado la muerte. Sea a donde sea que tu alma haya ido a parar. O si aún sigue viajando junto a estos pedazos de amor que te llevaste al marchar.

   Te aseguro que no había, no hay ni habrá nada más cautivador que esa imagen en mi cabeza de tu genuina sonrisa de felicidad. Porque en este efímero mundo, en la pretensión de fuerza que todos tenemos, en la sonrisa de otros enamorados y en los besos que surgen… todo me recuerda a ti.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 23, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Vida en ProsaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora