Caminaba por el pasillo, hasta que un chico pecoso de ojos avellana me detuvo.
Nunca lo habia visto en toda mi vida.
Estoy comenzando a pensar que ignoro demasiado a la gente.
- Hey linda - me miro de arriba a abjo descaradamente - ¿te gustaria salir conmigo? - pregunto. ¿Enserio? acabo de saber que existe y ¿quiere salir?.
- No - le conteste con indiferencia. Acosador ¿porque no se mueve y me deja pasar? ¿quien se cree que es?.
- ¿Ni un beso? - me pregunto y relamio sus labios. Asqueroso. ¿Este es su intento de coquetear?, novato imbecil.
- ¿Que?, no! - grite. Mire a mi alrededor, todos los del pasillo nos veian disimuladamente.
- Claro. Entonces ni hablar de que me lo chupes - dijo el tocandose.... Ugh. Idiota pervertido.
- No necesariamente - dije sonriente. El sonrio de oreja a oreja - solo agacchate, abrete de piernas y esfuerzate al maximo. Suerte - le dije amablemente, fingiendo ser tierna y segui caminando.
Deje al chico con la boca abierta, sin palabas, estupefacto.
No pude evitar reir.
Todos los del pasillo reian por lo bajo, excepto dos ruidosos escandalosos. Claro, el ruido provenia de unos cuantos metros, ahi estaban Jack y Daniell mis mejores amigos.
El castaño de ojos avellana, tierno y de linda sonrisa, no podia respirar de tanto reir, mientras aplaudia como foca retrasada, tipico de Jack.
Y claro. En el suelo se encontraba el chico de cabello negro y ojos grises inmensos con una enorme sonrisa, reia a carcajadas, golpeaba el suelo como desquisiado psicopata risueño. Daniell.
Los dos estaban ligeramente sonrojados de tanto reir, solo "ligeramente" ya que son un poco morenos, bronceados, un poco tostaditos, un poco niggas.
Solo un poco, creo.
Estuvieron riendo por mas de veinte minutos, enserio, nunca cambian.
- Cathy, eres la mejor. Niña bromista, nunca cambies - me dijo Jack mientras intentaba tomar aire.
- Cathy, me alegraste el dia - me dijo Daniell quien aun reia.
- Bien. Es bueno escucharlo, ahora solo levantense del suelo pequeños retrasados - les dije ys elevantaron enseguida.
Me besaron las mejillas al mismo tiempo, no pude evitar reir.
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Nunca te abandonare.
Humor- Mírate caminar, mujer, estas para que te amen. Que se rompan las ventanas cada vez que pases cerca y se hagan grietas en el piso con los zapatos que tocas - dijo el, sonrió y continuo.- para que piensen en ti cuando se apaguen las luces y seas el...
