Nueve

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Por la mañana,Amaya no recordaba absolutamente nada de lo que pasó el día anterior y hasta se asustó de despertar allí. A Mojito le tomó un buen rato explicarle los acontecimientos por los cuales,ella terminó en su casa.

La muchacha lo escuchó porqué lo reconocía y eso era algo que a Mojito le agrado bastante descubrir. Una vez le contó todo, con excepción del embarazo, la invitó a desayunar en la nueva cocina,que era una habitación muy bien iluminada y bastante amplía que se ganó toda la atención de Amaya.

-Señor ¿vivirá usted solo aquí?-le pregunto la muchacha cuando él, le puso delante un plato con tostadas.

-Por ahora,aunque espero que eso cambie muy pronto-le contestó.

-¿Entonces está esperando a su familia?

-No-le respondío sentándose frente a ella -Espero a la mujer que amo.

-¿Ella está lejos? ¿Trabaja en otra ciudad?

-Haces muchas preguntas. Sólo come ¿Sí?-le dijo Mojito y tomó una tostada para ponerle mantequilla.

-Es que trato de entender las cosas,aunque sea por un rato. Sé qué después las voy a olvidar,
pero...

-No te estoy criticando,sólo hice un comentario. Si quieres te puedo contar la historia,asi entenderás todo mejor ¿Qué te parece?

Amaya asintió con la cabeza,pues masticaba una tostada en ese momento.

"Veraz Amaya,yo creci en una familia muy numerosa. Bastante acomoda,pero muy numerosa. Somos más de una docena de hermanos. Todos tuvimos,
siempre,lo que quisimos. Quizá por eso hubo algo que no logramos formar entre nosotros y eso fue un vínculo de hermanos. Parecía que siempre estábamos compitiendo por la atención de nuestro padre,que era la única figura de afecto que teníamos. La situación empeoraba al ser un hombre distante y que tenía que repartir su amor paternal entre demasiados hijos. Aquellos que como yo,careciamos de algo especial,fuimos quedando atrás. Un tanto olvidados por papá y por nuestros propios hermanos. Una vez incluso olvidaron mi regalo de Navidad. No es la gran cosa en comparación a otras, pero para un niño es bastante doloroso.

A pesar de estar rodeado de tantas personas,siempre me sentí solo y diferente,como si yo fuera un limón en un naranjo. Sentía una necesidad tremenda de..."

-Sentirse amado-lo interrumpió Amaya,ganándose una mirada de Mojito-Lo siento-dijo después de un rato.

Se sintió un tanto avergonzado por estarse quejando de su carencia efectiva,con una persona que ni siquiera recordaba si alguna vez tuvo alguien que se preocupara por ella. Lejos de reclamarle,Amaya le mostraba una profunda comprensión en su mirada dulce y serena.

Que tonto y egoísta era él,que podía encontrar consuelo por si mismo y en lugar de eso le lanzaba encima sus penurias a un alma inocente que le sonreía jovial. La miro un largo rato, hasta perderse en esa ternura infinita,en la que el mundo no había podido robarle ni un sólo fragmento. Tal vez se debía a que no guardaba memoria de los horrores vividos,pero...

-Amaya-la llamó logrando que ella lo mirara-Si olvidas prácticamente todo lo que pasó en el día ¿Cómo recordabas volver aquí cada noche?-le preguntó con mucha curiosidad.

-No lo sé-le respondío antes de beber un poco de leche-Tambien recuerdo a Comotu y a usted,al señor de la tienda,a la señora que me da ropa y a la que me da la comida que quedó del almuerzo. Tal vez los recuerdo porqué son buenos conmigo y los quiero.

-¿Me quieres a mí?-le preguntó con una sonrisa tenue y arqueando una ceja.

-Bueno,usted quiere que lo quieran y yo lo puedo querer un poquito,como se quiere a las personas buenas del mundo. Y por suerte hay más personas buenas que malas o eso creo.

Mojito amplio su sonrisa por primera vez en mucho tiempo,no sólo eso también soltó una carcajada,pero no una de burla sino una sonora,clara y alegre. Su sonrisa enseñaba los dientes y el semblante se le iluminó,aunque aquella expresión duro sólo un instante.

-Eres un ángel-le dijo después, parandose junto a ella para ponerle su mano sobre la cabeza, en un gesto fraternal-Ya no estas sola Amaya,yo cuidaré de ti desde ahora.

El pórtico del triste ángel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora