"cuatro" inicio

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Todoroki fue sanado en aquel pueblo, estaba alejado de los dominios de su padre pero era un área neutra cosa que agradeció, durante todo el camino de vuelta no dejó de pensar en aquel chico que lo había salvado y del cuál para su mala suerte, no tenía absolutamente nada de información más allá de su nombre.

Al llegar a su hogar, muchos se quedaron asombrados, todos sabían que lo habían mandado al bosque oscuro para que muriera, pero Shouto no se preocupó por aquellas miradas, a diferencia como lo hacía normalmente, esta vez los pensamientos que habría ocupado la preocupación por su imágen, los ocupaba un rubio de ojos salvajes.

Corrió hasta una de las habitaciones del castillo, que al dueño de ésta le gustaba llamar 'laboratorio', Todoroki no tenía ni la menor idea de lo que aquello significaba.

"¡Midoriya!" Gritó en cuanto entró al lugar llegó al lugar, el cuál a diferencia de la mayoría de días estaba oscuro y silencioso, un sonido parecido a un sollozo llegó a los oídos del bicolor, seguido por un peso en sus hombros "¿Midoriya?" cuestionó al cuerpo que estaba abrazándolo con fuerza mientras rompía en llanto.

"¡ELLOS ME DIJERON QUE HABÍAS MUERTO!" gritó con fuerza y con algo de dificultad para respirar, antes de nuevamente romper el llanto, con el consuelo de una mano acariciando su cabeza.

Pasó cerca de media hora hasta que Todoroki pudo por fin calmar al chico, aprovechó para abrir las ventanas dejando entrar la luz y observando la cara destruida de su mejor amigo, probablemente hubiera llorado por días.

"¿Dónde estuviste este tiempo? cuando me enteré de que te mandaron solo al bosque intenté escapar para buscarte, pero el rey me encerró para que no pudiera hacer nada" murmuró Izuku mientras sorbía su nariz y se limpiaba con el pañuelo que Shouto le había proporcionado.

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Izuku Midoriya era el único en todo el palacio que carecía de magia, pero tenía una característica especial que había llamado la atención hacia él, su curiosidad infinita e inteligencia desbordante, el peliverde era un investigador nato, había inventado cientos de cosas que ayudaban al reino, y su especialidad eran las pociones con diferentes fines y la más codiciada por otros reinos, la que aumentaba las capacidades mágicas del usuario, así como algunas otras, de maná, curadoras.

Los dos chicos se conocieron cuando el bicolor vió a un pequeño niño corriendo detrás de uno de los mejores guardias del rey, diciendo que por favor le regalara un narciso, eran plantas relativamente comunes, pero el niño no tenía dinero, por lo cuál el guardia lo empujó e ignoró; en ese momento, Shouto tomó uno de un  vendedor que no pudo decir nada (debido a que él era el hijo del rey) y se lo entregó a pecoso, viendo como las lágrimas de alegría brotaban de éste, el niño apenas unos meses mayor, no entendió.
Izuku le pidió que lo acompañara a su casa, para mostrarle lo que haría con el narciso y el bicolor aceptó, pensando que era una gran oportunidad para hacer un buen amigo.

Cuando ambos niños llegaron a aquella casa notablemente pobre y que se caía a cachos, el peliverde tomó la mano del contrario y lo llevó a una esquina, que se veía más deteriorada que el resto del hogar.

"Mi mami está enferma" comenzó el peliverde "He estado reuniendo muchos materiales, y probando muchas cosas, así que esta es la prueba final" una autentica y hermosa sonrisa apareció en su rostro, terminando de vertir el narciso machacado en un vaso de vidrio medio roto y viendo como el líquido en éste se ponía de color rosa claro.

La madre de Midoriya tenía una enfermedad para la cuál aún no había cura, pero después de beber lo que su hijo había hecho, se vió una gran mejoría, y el peliverde se lanzó agradecido a los brazos de Todoroki cuando este le dijo que le ayudaría a hacer más hasta que ésta estuviera completamente curada. Ese fue el primer abrazo que alguien le daba, y llenó su curazón.

Enemigos | TodobakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora