Padre e hija.

1K 53 5
                                    

La relación de Sasuke y Sarada según Namikasee.

Sarada Uchiha era una niña que siempre había mantenido una buena y estable relación con su madre, pese a que a veces Sakura tenía un carácter de temer y sus castigos eran duros. Sin embargo, Sarada había valorado a la pelirosa desde que noto algo que en sus cortos cinco años no había notado, y tal vez a la mayoría de los niños les costaría ver: su madre se mantenía con ella a su lado, dándole su amor, su apoyo y, sobretodo, su presencia.

Desgraciadamente, Sarada no pensaba lo mismo de su padre. Cuando era niña había deseado que este pasara más tiempo en casa e intentaba inútilmente sobresalir en todo para que él accediera a estar más tiempo con ellas. Pero Sasuke solo volvía a la aldea cada dos meses, poco después, al pasar los años, cambio a reducirse en dos visitas: el cumpleaños de Sarada y el aniversario de matrimonio con Sakura.

Creciendo y observando, un profundo rencor comenzó a crecer dentro de ella cuando su padre no se presentó en su iniciación a la academia ninja. Todos los padres estaban allí, incluso el padre de Bolt, quien tenía un problema un tanto parecido con ella sobre la poca atención de su progenitor. Pero su tío Naruto era distinto, él llegaba a cenar a casa casi todas las noches, arropaba a sus hijos, los llevaba al trabajo y hasta a veces lo llevaba a la academia. Bolt no tenía por qué quejarse cuando era ella quien había sido abandonada.

Su rencor fue creciendo aún más cuando noto que en las noches su madre lloraba al ver una fotografía de su padre, siempre a la espera. A veces sentía cierta lastima por ella, deseaba decirle tantas cosas para aliviar su dolor, pero las palabras simplemente no salían de su garganta, por lo que daba media vuelta y regresaba a su habitación para recostarse y aguantar las lágrimas por el dolor de su madre.

Cuando Sasuke llegaba, ella siempre se mostraba indiferente y le hablaba con respeto. Él tenía pocas demostraciones de amor como picarle la frente o revolverle el cabello, pero aquellas acciones que ella amaba recibir y las ansiaba a cada momento de su estancia se fueron tornando fastidiosas hasta que finalmente termino por explotar.

—Padre, preferiría que no hagas eso, por favor —le dijo una vez con frialdad, evitando mirarlo directo a los ojos.

Sakura y Sasuke se habían quedado sin habla, hasta que finalmente el moreno respondió.

—Si así lo deseas.

Después de ello, la relación se había enfriado aún más y parecían dos extraños que se trataban cordialmente. Sakura siempre estaba aligerando el ambiente tenso y fresco con sus resplandecientes sonrisas y sus ojos brillando de amor por tener a su marido en casa de nuevo. Sarada se preguntaba porque su madre se hacía tanto daño a sí misma, sabía que él solo se quedaría dos semanas y volvería a marcharse unos meses más, enviando una carta cada semana y pequeños regalos ocasionales.

Sarada había quemado cada uno de ellos cuando su padre volvió a decepcionarla.

Desde pequeña había sido inteligente, aprendía con rapidez y podía idear más de diez estrategias de combate en un solo minuto. No había despertado el sharingan y dudaba si lo había heredado, pero para ella aquello era de mínima importancia. Sus habilidades le permitieron graduarse con solo diez años de edad de la academia. Su padre no asistió a su graduación, pese que se le aviso con dos semanas de anticipación. Para su siguiente visita, Sakura estaba muy enojada. Sarada podía escuchar todo desde su habitación, había colocado un pequeño micrófono en la cocina para oír la conversación.

—¿Por qué no fuiste, Sasuke-kun? Sabes que era importante para Sarada.

—Estaba demasiado ocupado, Sakura.

Historias NO heroicas de Konoha.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora