La cita.

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—Ese idiota se está tardando...—murmuró la pequeña Uchiha para si misma.

Llevaba una semana saliendo con el hijo del séptimo y su albino compañero de equipo para dar paseos por Konoha, hace un mes los habían asignado cómo equipo y Sarutobi-sensei les aconsejo hacerse cercanos para fortalecer los lazos. Sin embargo, el día de hoy Mitsuki enfermó y no podía asistir, quedando ella sola con su rubio y molesto camarada.

—¡Siento la tardanza, Sarada!—llego a sus oído y un grito agitado, cuando volteo se encontró con la figura de Boruto Uzumaki corriendo hacía ella saludando con una mano.

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En la torre del Hokage yacía un cansado Naruto apoyando el mentón en el escritorio llenó de papeles, unas machas grisáceas, casi púrpuras debajo de sus ojos adornaban su rostro. Su típico entusiasmo estaba lleno de un montón de responsabilidades y no tenía permitido darse el lujo de tomarse un descanso pero esta vez estaba decidido a escapar un rato, de todos modos era normal encontrar miles de sus clones alrededor de la aldea. La puerta de su oficina se abrió de par en par dejando ver a una radiante Sakura entrar animadanente mientras se dirigía hacia él. La mota rubia dejo sus preocupaciones atrás y le sonrió en forma de saludo a su mejor amiga.

— ¿Y bien? ¿El teme va a venir?—fue lo primero que le dijo cuando ella apoyo sus manos al escritorio recibiendo como respuesta una pequeña risa embobada y un sonrojo de su parte.

—Está cansado, no quise despertarlo, llegara un poco tarde, pero podemos adelantarnos.

—Sakura-chan, eres una pervertida, lo dejaste exhausto.

Siendo víctima de un malentendido el rostro de la pelirosa se tiño de un violento escarlata mientras negaba con la cabeza.

—¡N-no! ¡Naruto, no es lo que tú crees!— el Hokage solo soltó una gran carcajada, mientras más lo negaba más hacia ver que Naruto estaba en lo correcto.

Soltado un suspiro de resignación ella se llevo una mano a la cadera y dijo:

—Vámonos, idiota.

—¡Sakura-chan estas hablando con el Hokage!

—Naruto, no traes pantalones siquiera.—murmuro la mujer con un toque de burla en su voz, a la vez que abandonaba la habitación, dejando a un avergonzado rubio en medio de esta.

Minutos después, ambos adultos se encontraban camino al Ichiraku, riéndose y contando anécdotas dónde la mayoría de estas eran sobre sus respectivos hijos.

—¡No puedo creer que mi hijo eligiera al teme en lugar de su querido padre!—reclamó muy indignado— ¿qué le ven de genial a ese bastardo? ¡Ahora tiene pelos de chica!

Sakura lo escuchaba, divirtiéndose con la situación así que solo se limitaba a negar con la cabeza, Boruto había elegido a Sasuke como su entrenador y desde que Naruto se enteró ha estado deprimido con el hecho.

—Sasuke-kun le hizo prometer que cuidaría de Sarada, Boruto ni siquiera lo pensó dos veces y acepto.—dijo lo último mientras una mueca pensativa aparecía en su rostro, su rubio amigo la observo curioso.

—Sakura-chan... ¿acaso crees que--?

—Naruto, a Sasuke le va a dar un infarto si nosotros terminamos siendo familia.

—¡Ni que lo digas! ¡Yo adoro la idea!

—¡Yo también!

Los dos se encontraban tan emocionados con la posibilidad de que sus hijos fueran algo más que compañeros de equipo que muchos de los aldeanos los observaban con extrañeza, no parecía una actitud digna de un Hokage saltar cómo una colegiala.

Historias NO heroicas de Konoha.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora