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CAPITULO 4 - Sin apellido
La mañana siguiente lo primero que hice fue hablar a casa de tío Frank, su contestadora recibió el mensaje de que seguiría trabajando para la Señora Bomowski hasta que pudiera. Mis funciones eran en la cocina, no atendía las mesas y por lo tanto no trataba más que al personal, todos ahí eran buenas personas conmigo. Nadie me había venido a decir que no pudiera seguir trabajando.
También telefoneé a Carmen; mi cuñada, la cual si estaba en casa. Carmen es una linda Mexicana como mamá, Leo la había conocido durante una brigada como médico en Oaxaca siglos atrás, cuando yo nací ellos ya tenían mucho tiempo de casados. Carmen me contó que Leo se sentía impotente, Seguridad Nacional lo había retenido en el hospital ayer por la tarde para interrogarlo, no había estado en ninguna junta de trabajo como le habían dicho a mamá. Lo habían despedido, con toda la pena según ellos. La consolé diciéndole la verdad, ellos eran los que saldrían perdiendo al dejar ir a un doctor de siglos de experiencia.
Al terminar de desayunar y no recibir alguna llamada para evitar que fuera, me aliste y me fui.
Cuando salía del bosque pude notar la patrulla todavía en la parada de autobús, me detuvieron en cuanto me aproxime y era obvia mi intención de ir al pueblo.
-Señorita, aproxímese un momento...
Un policía bastante joven había bajado, y aunque, no sacó su arma puso sus brazos en jarras, naturalmente puestas ahí, casuales, con las manos cerca de la pistola; muy casualmente... claro. No me trague su actitud despreocupada y mantuve mis distancias.
-¿Se le ofrece algo, oficial? –
-¿Va a tomar el autobús? –Levantó una de sus rubias cejas, cuando asentí con la cabeza continuo- ¿A dónde se dirige?
-Voy a mi trabajo en Tutti's cake, ese local en la calle Strauch -
-¿Sabe que es la segunda... loba en ir al pueblo, hoy? –me relaje un poco cuando me llamó loba, su tono fue inseguro, no ofensivo. No me daría problemas.
-No lo sabía, señor –El otro policía salió de la patrulla, tenía una libreta en las manos. Era un hombre mayor con bastante sobrepeso, todo lo opuesto al primer policía.
-No quiero problemas niña –intervino el viejo- pero tenemos órdenes de preguntar a cualquiera de los tuyos ¿a donde van al pueblo y a que? –Apoyo su libreta en el techo de la patrulla- Así que... jovencita dígame su nombre... y también repitame el nombre del lugar donde trabaja.
-Mi nombre es Madonna -Me vio con cara de pocos amigos– No es broma, mi madre aun canta sus canciones, dice que provocan una sana rebeldía femenina –con eso paso de cabreo a dejar salir una pequeña sonrisa.
-¿No está jugando conmigo entonces? –insistió, estaba a punto de anotar mi nombre. Negué varias veces y lo vi escribir.
El policía más joven se acercó y pregunto- ¿Su apellido?
-No tengo apellido...- el policía pareció apenado.
-¿No es hija reconocida, señorita? –me interrumpió. Me sorprendió que preguntara algo tan personal cuando no era necesario, pero se veía muy joven, lo mire con atención y se sonrojo bajo mi mirada. Sí, eso confirmaba lo joven que era.
-Oficial Josh –ladro el otro policía- Los lobos no tienen apellido.
Es increíble la ignorancia que tienen algunos, o el tal Josh no trataba mucho con lobos o era un ignorante de primera. Decidí ignorarlo un poco y enfocarme en el viejo, no quería que el autobús pasara, y yo aún no pudiera moverme por culpa de sus preguntas.
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MADONNA - La Cruda Manada
WerewolfBienvenidos a mi realidad. Me apodan Mad y soy una loba, y no es fácil. Mi cultura es estricta y machista, mi especie es violenta, aquí obedeces o peleas, hay reglas que no se rompen y debes a cumplir con tu gente, tu manada. Tampoco es fácil prende...