MADONNA - La Cruda Manada

Capítulo 2

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Capítulo 2 – Contando uniformados.

El tío Frank se encontraba en mi casa, debió haberme llamado y al no encontrarme, se presentó.

-¿Dónde estabas, y porque Lu está aquí? -no habíamos cruzado la puerta pero hablo lo suficientemente alto para que lo escuchara desde afuera.

-Buenos días Frank, vine por Mad muy temprano. El Alfa tuvo la visita del oficial Lesnar -se detuvo por la mueca de Frank- Si, el hombre nos ama tanto que quiso venir a desayunar.

-¿Es por lo de anoche? -Tío Frank se recargo en una pequeña silla de mi comedor, se escuchó un lamento de la madera bajo su peso, era un hombre de complexión grande, estaban contados los lobos que tenían kilos extras. El hombre lobo más gordo que te podías encontrar contaba un sobrepeso de 40 kilos, y tal vez era mi tío, mucho músculo pero también demasiados pasteles alemanes de mamá, había alcanzado primera fase a los 48 años, así que lucía algo viejo. Había arrugas alrededor de sus oscuros ojos, su cabello negro estaba en una coleta baja y su ligero estomago relucía bajo la presión del cinturón. Las fases lobo son nuestra evolución; el lobo nace, no se convierte por una mordida, el lobo nacido es totalmente mortal y envejece como el humano, pero si llega a la primera fase, pasa a ser un inmortal y conserva la misma forma física para siempre, entre nosotros lo notamos; su olor, es ligeramente diferente, como más concentrado que antes. Mi abuela nunca alcanzo primera fase, murió antes de poder vivir la experiencia de ser abuela. Yo agradezco que con mis padres y mis hermanos sean un caso diferente, no tendré que verlos envejecer y dejarme atrás.

Frank siempre tendría esta apariencia, debido a su inmortalidad, pero jamás tendría un six pack si seguía con los pasteles de mi madre.

Me acerque a la sala, lo primero que habría que toparse al entrar. Escuche a Lu relatar la visita y decirle las palabras de nuestro Alfa Tayen.

Mi casa ocupaba remodelaciones, estaba pensando en comprar unas nuevas sillas para el comedor cuando Frank se refirió a mí.

-¿Quién te acompañará al coliseo este año?-

-Nadie, no voy-

-Sabes que tu madre insistirá-

-No voy -soné más hostil.

-Cuida tu tono, cachorra, esto tendrás que hablarlo con tus padres, si no vas, abra habladurías de ti durante la reunión. ¿Quieres ser el tema de todos durante la fiesta y los próximos 20 años?

Toda mi manada y tal vez cualquier manada en el país había escuchado el rumor de una hembra que no asistió al anterior emparejamiento. Pero yo tenía mis motivos, el orgullo.

-Bien, hablaré con el Alfa y mis padres cuando sea necesario -doble mis rodillas- No quiero ir tío, no tiene caso, no quiero casarme aun, tan solo tengo 31 años y no me siento lista para pasar otra vez por esas fiestas.

Ninguno de los dos tocó el tema otra vez, sabían que era delicado, pero Frank no pudo dejarlo ir.

-Tarde o temprano vas a verlo, no puedes evitarlo y es mejor que lo medites –no me miró cuando lo dijo- Anímate, solo ve a divertirte... acompaña a otras lobas. No tienes que hablar con él aun.

Cuando se dio cuenta de lo último que había dicho, Frank cerró la boca de golpe y no volvieron a verme.

Él tenía cierta razón, pero quería retrasarlo, faltaba poco para la fiesta de este lustro y me temía mucho que mis padres me harían ir. Ya había faltado a una fiesta, faltar a dos y seguidas... sería imposible ante los ojos de mamá y mi alfa, tal vez papá me ayudaría... pero lo dudaba. Incluso yo empezaba a sentirme mal ante la idea de no ir.