Cuando era niña no tenia mayor preocupación, solo la de qué juego inventaba ese día, anhelaba tanto el crecer, hacer las cosas que los adultos hacían, sin aprovechar cada minuto de esa niñez que no sabia se iba a ir tan rápido.
Hoy que ya soy adulta, veo como pasó el tiempo y no aproveche esa niñez para descubrir tantas cosas. Hoy lo único que queda son los recuerdos de esa niñez que no volverá, que cada vez se ve tan distante.
Hoy la esencia de lo que estaba destinada a ser se perdió en el camino y ya es demasiado tarde para regresar, no sé en que momento quedo atrás. Las fuerzas ya no son las mismas, las ganas se fueron quedando en el pasado y aunque quisiera no hay forma de regresar atrás.
Hoy soy toda una señora y recuerdo con lágrimas a esa niña que mantengo en mis pensamientos, esa niña tímida que se guardaba todo con tal de ser aceptada, esa niña que deseaba lo mejor para ella y lo único que consiguió fue esto, lo que hoy soy, un ser vacío que no entiende en que momento perdió su luz, un ser que debe fingir que todo esta bien y que debe sonreír a pesar de no querer hacerlo, que tiene que llorar en la soledad porque ya cansó a quienes la rodean. Esta señora hoy esta cansada y sabe que la vida no le ha sonreído desde hace mucho tiempo.
Hoy solo puedo decirle a esa niña; ¡Que dificil es la vida, mi niña! Quisiera decirle a esa niña de ojos grandes, de rizos definidos, que anhelaba tanto crecer, anhelaba tantos sueños que no se cumplieron. ¡Perdón por no ayudarte a alcanzar tus sueños mi niña interior!
