Capítulo 78: Promesa cumplida.

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"En toda semilla está la promesa de miles de bosques. Pero la semilla no debe ser acaparada; ella debe dar su inteligencia al suelo fértil. A través de su acción de dar, su energía invisible fluye para convertirse en una manifestación material".

Deepak Chopra

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Ninguno de ellos seguro pensó que esa petición provocaría aquel catastrófico evento. Cuando el Todopoderoso se alzó por sobre la Creación, imponiéndose por sobre todos los demás dioses que existían en los Tiempos Prestigiosos de los Inicios, aquellos que más tarde se denominarían Dioses Paganos, protestaron frente al gran poder de quién estaba en la cúspide, no estaban dispuestos a dejar sus títulos como seres divinos y exigían autonomía para poder influir también en la Creación. El Todopoderoso accedió finalmente a sus peticiones y entregó el regalo del Libre Albedrío a todas las criaturas de la Creación, eso hizo que los Dioses festejaran y alabaran su autonomía, puesto que, como celosos de ellos mismos, también querían ser adorados, no obstante, esta libertad hizo que también otro ser, mucho más antiguo que ellos, también despertara y quisiera su propio lugar en el Cosmos, y ante la frase "todo era oscuridad al inicio", la Oscuridad misma exigió su propio Libre Albedrío.

Como una de las máximas de la Lógica que Todo lo Rige, desde el momento en que la Creación dio paso a la vida, todo viene en par, sutil o evidentemente, siempre hay dos caras de una moneda, un yin y un yang, luz y oscuridad, y así como la Oscuridad se había mantenido latente pero dormida, mientras los Dioses se alimentaban de la adoración de los terranos, la oscuridad se comenzó a alimentar del resentimiento de aquellos que no eran escuchados o eran agraviados por los dioses, con el tiempo, eso dio paso a La Maldad Primigenia.

Esta nueva existencia se incubó y se formó en el fondo del Caos primigenio, un estado que había sido rechazado por la Creación por su carácter destructivo, y para cuando todo este resentimiento cobró la fuerza suficiente como para poder moverse por su cuenta, tomando sustancia y conciencia propia, es que se desprendió de la Oscuridad en la forma de un nuevo dios al cual llamaron Azathoth, una masa informe repleta de tentáculos que comenzó a hacer realidad su propio deseo primigenio: saciar su eterna hambre. Azathoth se convirtió en un Dios del Caos, un devorador de mundos que comenzó a extender su poder hacia los diversos mundos, engulléndoselos por completo y destruyendo aquello bendecido por los dioses. Algunos quisieron oponerse, pero la fuerza de Azathoth era mucho mayor y muchos de ellos fueron tragados junto a los mundos en los cuales se habían erradicado. Como fue de esperar, no pasó mucho tiempo para que los antiguos dioses de los Tiempos Prestigiosos de los Inicios acudieran nuevamente al Todopoderoso exigiendo que destruyera aquel que amenazaba la Creación misma, no obstante, el Monarca por sobre todos los Dioses, ya no tenía la autoridad para ello, desde el momento en que los mismos dioses paganos habían exigido libertad, el Todopoderoso había renunciado a su dominio completo de la Creación...

Dándose cuenta los dioses que esto era el resultado de sus propias conciencias egoístas por mantener sus estatus, es que finalmente, por primera y única vez en toda la historia de la Creación, los dioses se unieron para enfrentar a Azathoth en la que se denominaría como la Primera Guerra de los Confines, también conocida como la Guerra de los Dioses. Siendo aquel que encabezó esta guerra, uno de los más viejos de todos los dioses del panteón más antiguo, Dagón de los dioses Mesopotámicos.

Dagón, también llamado el Padre Dagón, era la deidad principal de los profundos y uno de los principales Primigenios del agua, el cual también, sin embargo, tenía influencias en otros elementos como la tierra, el aire, el fuego, los metales, madera y rayo. Dagón era originalmente un dios asirio-babilónico de la fertilidad y la creación. Protector del grano (como símbolo de la fertilidad) y del pescado y/o la pesca (como símbolo de multiplicación y creación). Era un dios poderoso y respetado, y ya había sembrado en la tierra a su propia progenie a la cual había modelado desde la misma energía de la Creación, aquellos que, desprendiéndose de su nombre, fueron llamados Dracos, más tarde, Dragones, los cuales en los Tiempos Prestigiosos de los Inicios, eran tantos como Vuelos de Dragones se podían imaginar, asociados a los diversos elementos, cada aleteo era una muestra de colores y fuerza... No obstante, si bien Dagón tenía la compañía de sus vástagos y el respeto de sus pares quiénes le acompañarían a la guerra, había algo que le había llevado a la melancolía... Los dioses, no se diferenciaban mucho de los seres terranos, y así como ellos, que también experimentaban las emociones, él había experimentado el amor... Lamentablemente, aquella que había querido a su lado, Ishtar, la diosa del amor y la belleza, la fertilidad y las artes amatorias, estaba demasiado entregada a su sexualidad como para aceptar pertenecer a un solo hombre, y mucho menos a uno que quizás no volvería a su lado, por lo que, cuando estaban a pocas lunas del viaje a los Confines para enfrentar a Azathoth, es que Dagón decidió volver al lugar en donde por siglos había tenido su templo principal, en medio de las aguas del Tigris, esperó que la eón Failinis, aquella que le había acompañado desde los inicios, le diera la compañía que necesitaba antes de partir. Solo que no esperó que después de tanto tiempo aquella criatura de pura energía, se presentara diferente a lo que recordaba.

El Legado de Ophram: El Pulso Escarlata [Eldarya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora