Patagonia 🌌 Wos

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Danna se despertó con los primeros rayos de sol que se filtraron por su ventana; Siempre que eso sucedía bufaba dando vueltas en su cama, buscando la forma de volver a encontrarse a oscuras tapándose con un almohadón para dormir un par de horas más.

Pero ésta mañana era diferente, no había pegado un ojo en toda la noche debido únicamente a la emoción que recorría cada terminación nerviosa de su cuerpo.

Respiró profundo un par de veces y tomó su celular para chequear si había recibido noticias.

《Amor tenes a mano un marcador? Cuando llegue me voy a tener que dibujar la raya del culo》

Se tapó la boca ahogando una carcajada. Todavía no habia llegado y lo sentía tan cerca. Todos sus nervios se esfumaban cuando se obligaba a recordar que era simplemente él quién venía a visitarla.

《Tengo todo listo》

No quería seguir escribiendo, quería que las horas pasaran y ya estuviera frente a ella como tanto anhelaban ambos. Valentín se estaba comiendo más de 20 horas de viaje en micro, y esa era la demostración de amor más grande que Danna había recibido en su vida.

Cuando supo que no quedaban pasajes en avión por ser época de vacaciones, no se quejó y sacó el primer boleto en micro que encontró.

Con el castaño se conocían hace aproximadamente dos años, pero habían oficializado hace unos ocho meses. Sus amigos en común fueron los culpables de que se genere el primer encuentro, y desde ese instante se volvieron inseparables.

Primero como amigos, con ambos sufriendo en silencio no poder dar el primer paso, hasta que Valentín finalmente se animó a besarla.

Danna no podía más del entusiasmo, era la primera vez que Valen iba a su ciudad y no podía a esperar a ver su reacción cuando recorrieran juntos el lugar. También sería la primera vez que su familia lo vería en persona y no por videollamada aunque eso no la preocupaba, él se los había ganado desde el primer instante como a cualquier persona que tenía la dicha de conocerlo.

Dejó a un lado su celular y se preparó para darse una ducha rápida, quería estar lista antes de que llegara cerca del mediodía.

Salió del baño y se puso la ropa que eligió estratégicamente la noche anterior,  y después de planchar su largo pelo castaño bajó a la cocina para preparar su budín favorito.

Habló con su madre mientras le cebaba unos mates para distraerse y hacer tiempo, y cuando menos lo esperaba su celular vibró sobre la mesada. Valentín había llegado a la estación, y sólo le faltaba tomar un remis para llegar hasta donde estaba ella.

Después de veinte minutos que le parecieron eternos, saltó como loca al divisar el auto asomarse por la esquina.

Abandonó el lugar junto a la ventana donde se había atrincherado hasta que llegara, prácticamente corriendo a abrir la puerta.

Tomó aire y se alisó la remera antes de girar el picaporte y salir haciendo todo lo posible por contener la emoción que la desbordaba.

Valentín pagó el viaje, y bajó del auto con su bolso de mano. Danna abrió la reja con las manos temblorosas mientras él tiraba el bolso al suelo como si no le importara nada de lo que llevaba dentro, listo para recibirla entre sus brazos cuando la morocha saltó a abrazarlo con todas sus fuerzas.

Giró en el lugar para mantener el equilibrio, pasando ambos brazos por su espalda y sintiendo el olor de su pelo. Cerró los ojos con fuerza, sin poder creer que la tenía nuevamente frente a él después de casi tres meses.

—Mi amor – musitó ella aún con la cara escondida en su cuello.

—Hola mi vida – se preocupó cuando sintió su cuerpo agitarse levemente, haciendo todo lo posible para poder verla sin bajarla al piso.

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