Filosofía poética

Temor al dolor

¿Por qué, a pesar de no haber peligro visible, siento que voy a tientas?, con los ojos vendados sobre una cuerda floja, como estar dentro del ojo del huracán... alerta, esperando que reinicie la catástrofe. A pesar de que continué caminando hacia el futuro, el pasado dejó bien grabado su paso en mi memoria; puedo ver y palpar aquellas cicatrices, de tal forma que incluso al mínimo roce se puede leer la triste historia. 

¿A la defensiva sería la forma más correcta de nombrarlo? pero, ¿de quién necesito protegerme, será acaso realmente mi enemigo, pese a que aún no se me ha agraviado? , ésta última sentencia delata mi temor, el pensamiento recurrente: tarde o temprano seré herido. ¿No es esta una cobarde existencia?, el miedo a lo desconocido podría plenamente estar fundamentado pero, ¿rehuir eternamente al daño?, si bien es un mecanismo de defensa, que a medida que crecemos continuamente se va redefiniendo, es una de las bases de nuestro desarrollo: somos en principio, ensayo y error, y más importante, según los resultados, corrección. Los niños pequeños pronto lo entienden, se limpian las lágrimas, se sacuden el polvo de la derrota y continúan, ahora más precavidos, jugueteando; otros más pasan de este punto, y en "la madurez", persisten errando, persisten atemorizados.

¿Somos el niño que huye sin razón de la mariposa que busca donde posarse a descansar o aquel que la persigue para conocer más sobre ella?

De ninguna manera es malo sentir miedo, y mucho menos a ser dañado, física o sentimentalmente pero, así no habrá paz que se pueda disfrutar. No siempre podremos sortear el peligro, en algún punto, mientras se huye, perderemos las fuerzas o habrá un muro que no podamos atravesar, por lo tanto, es importante prepararse para la lucha, arriesgarse, tener un poco de valor, porque este nos dará fuerza cuando ya no la tengamos, porque nos dará esperanza cuando creamos imposible el obstáculo, porque de otra forma, perderemos oportunidades y experiencias que pudieran haber resultado agradables, ¿y si no lo fueran?, obtendríamos al menos conocimiento para prevenir del peligro a otros.

Entonces, ¿elegimos ser heridos o acumular arrepentimientos?, las heridas cicatrizan, ¿los arrepentimientos?

© Alexander Zante