De los juramentos

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Aquellos argumentos que me ofrecen y no dejan resquicio para la duda o la esperanza, los tomo como resoluciones, sin importar las circunstancias, inquebrantables; es mi forma de mostrar respeto, ¡con el ferviente deseo (para bien o para mal), de que mi interlocutor haga cumplir cada letra que profirió en el ayer, al haberse sometido a la dominación de la visceralidad o el sentimentalismo!


©Alexander Zante

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