Capítulo V
Escuché un crujido detrás de mi, parecido al de una rama al romperse, y una risas adolescentes, lo que me hizo darme vuelta al mismo tiempo que escondía la piedra en mi bolsillo. Un grupo de chicos y chicas de mi edad, pasó frente a la cascada de enredaderas riendo y empujándose. Eran, probablemente, los mismos que jugaban esa misma mañana en la playa. Uno de ellos (el que había recogido la pelota) se detuvo un momento delante de la cueva. Aguanté la respiración y solté todo el aire de golpe cuando sentí las risas disolviéndose a la distancia. Por alguna extraña razón sentía que la cueva era un lugar sagrado y secreto, al que no podía entrar cualquiera. Si esos chicos querían entrar, no debía ser por mi: debían descubrirlo ellos mismos. Mi papá así lo habría querido.
Una lágrima rodó por mi mejilla al recordarlo y la sequé rápidamente con mi mano. Miré por última vez la cueva y me prometí volver al día siguiente, antes de salir sigilosamente para que nadie me viera.
***
Miré mi reflejo en el agua para ver si me veía "normal", pero no pude verme bien, así que desistí, esperando que no me viera como si hubiera llorado. Caminé hacia la carpa y entré. Mi mamá estaba visiblemente menos roja, durmiendo derecha y con los brazos a los lados. <<¿De dónde salió mi forma de dormir?>> Yo duermo como sea, menos derecha.
Era mejor dejarla dormir, así que salí de nuevo y me encontré de frente con uno de los chicos del grupo que había visto cerca de la cueva. Casi chocamos, pero (por suerte para mí) quedamos muy cerca. Sus ojos eran preciosos y me di cuenta de que era el mismo que había ido a recoger la pelota. Vaya suerte.
̶ Lo siento ̶ dijo sonriéndome y mostrándome una linda sonrisa de brackets.
̶ No t-te preocupes ̶ logré articular ̶ . No pensé que... ̶ ya hubieran vuelto, casi digo ̶ que viniera alguien por aquí. Es todo muy tranquilo.
̶ Emm, sí. Sí, mucho ̶ dijo incómodo ̶ . Permiso. Me deben estar esperando ̶ dijo y se fue corriendo a su carpa.
̶ Claro ̶ dije, sabiendo que no me escucharía.
<< ¿Cómo te llamas?>> <<Oh, ese es un lindo nombre>> <<Yo iba a llamarme Isidora, pero mi padre decidió que Ivi era mejor.>> <<Cualquier cosa hubiera estado bien, tartamuda ̶ pensé. Mi mente podía ser muy pesada a veces. >>
Un poco molesta, fui a caminar por la orilla de la playa.
***
P.O.V Fkifo
<<No, no, no. Me dijeron que era un chico quien sacaría el amuleto, pero ¿cómo pudo entonces sacarlo si no era para ella? ¿O si lo era? ¿Por qué protegió el amuleto y se calló para que nadie supiera que estaba en la cueva?>>. Todos esos pensamientos rondaban por mi mente mientras recorría la cueva, envuelto en mi manto de oscuridad. Los poderosos nunca se equivocan, no podía ser esta la primera vez. ¿Qué haría si ella era una... No. No podía serlo ̶ un escalofrío me recorrió de pies a cabeza ̶ . Debía haber otra razón. Debía encontrar otra razón o me dejarían aquí para siempre. No sería más un guardián.
***
P.O.V Ivi
Me desperté con frío y un poco atontada. ¿Qué había pasado? ¿Por qué estaba en la arena?... Oh, ¡diablos! ¡Me había quedado dormida en la playa!
Corrí por la arena hasta la carpa, donde estaba mi mamá preparando la comida con cara de sueño.
̶ ¡Ivi! ̶ exclamó al verme llegar ̶ . ¿Por qué llegas a esta hora? ̶ Su cara estaba levemente iluminada por el fuego de la fogata, lo que sumado a la poca luz de luna de la noche, le daba un aspecto tétrico.
̶ Lo siento, he ido a dar un paseo y me he dormido en la playa ̶ dije avergonzada.
̶ Ven, estoy preparando la cena.
̶ ¿Cómo te sientes?
̶ Quemada. Pero estoy mejor ahora, gracias. ̶ Se le suavisó un poco el rostro y me pasó un plato con fideos ̶ . Estos traían un caldo de carne en polvo.
̶ Gracias ̶ dije recibiendo el plato y esperando que ella comiera primero. Si estaba malo, quería saberlo por ella. <<Que buena hija eres Ivi>> Aparté ese pensamiento y vi que mi mamá comía animadamente.
̶ ¿No vas a comer?
̶ Claro que sí ̶ dije tomando el tenedor.
***
La semana se terminó rápido y sin nada suficientemente importante que contar. Mi mamá se recuperó de las quemaduras, visité la cueva todos los días y cada mañana me levantaba temprano para ver al grupo de adolescentes jugar con la pelota, esperando que se les cayera cerca mío de nuevo, para poder volver a ver al chico lindo. Nada de eso sucedió, por supuesto. Tampoco me invitaron a unirme a ellos, por lo que los últimos días pasaba más tiempo enfurruñada en la cueva, que cerca de ellos, en la playa.
Volvimos a casa sin inconvenientes y encontré mi collar sobre la cómoda. Al verlo, recordé la piedra y tanteé mi pantalón. Era una piedra muy linda, concluí, y la dejé al lado del collar para ir a bañarme. El viaje y las pocas ganas que tenía de entrar al colegio en dos días, habían terminado por agotarme.
***
Quedó corto, pero el siguiente se viene mejor... espero. ¡Los quiero pececillos! Voten y comenten, no sean lectores fantasmas :)
En multimedia les dejo una canción que me recomendaron y que quería compartir con ustedes ;)
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Ivi
FantasyDicen que la magia no existe, que todos tienen secretos y que cada familia esconde un esqueleto en el armario. También dicen que nada es para siempre... Un día normal para cualquiera, una madre y su hija llega a su nuevo hogar: una antigua casa, med...