Capítulo III
El auto de mamá estacionó en la entrada y la vi bajarse llena de bolsas. Le abrí la puerta y la ayudé a dejar todas las bolsas sobre la mesa de la cocina.
̶ Hola Ivi. Cuando me fui estabas en la ducha y no quise molestar.
̶ Ah está bien, he ido a buscar algo abajo ̶ dije lo más tranquila que pude. Estaba ansiosa por contarle lo de las voces y el collar ̶ . He encontrado un par de cosas iteresantes.
̶ Mmm, que bien. ¿Y qué es?
̶ Qué son ̶ la corregí ̶ . Encontré un par de guantes, un libro muy viejo ̶ dije haciendo énfasis en la u ̶ y un lindo collar.
̶ ¿Un collar? ̶ dijo mi madre sacando una manzana de una de las bolsas y mirándome como recordando algo.
̶ Sí. ¿Quieres verlo?
̶ ¡Claro! ̶ mi madre sonrió y le dió un mordisco a su manzana.
̶ Lo traeré ̶ dije saliendo de la cocina.
Fui a el salón y recordé que había dejado el collar en mi bolsillo, lo tomé y me lo coloqué en el cuello. Además tomé el libro que había dejado en el suelo y volví a la cocina. Ya le mostraría los guantes después.
̶ Aquí está el libro ̶ dije mostrándole el viejo manuscrito a mi madre ̶ , y aquí... ̶ me saqué el pelo que tapaba el collar y lo levanté un poco con la mano ̶ está el collar.
Mi madre se dió la vuelta y casi bota el cuchillo que tenía en una mano.
̶ E... Es... Muy bonito ̶ concedió mi madre. Estaba muy rara.
̶ ¿Pasa algo? ̶ dije escrutando su cara en busca de algo que la delatara, pero ya había mudado su expresión y estaba muy tranquila.
̶ No, claro que no. ¿Qué iba a pasar? ̶ dijo mostrándome su mejor sonrisa. Decidí cambiar de tema.
̶ ¿Estaba muy lleno el supermercado? ̶ dije sacándome el collar del cuello.
̶ No, para nada. ¡Oh!, casi lo olvido ̶ dijo tapándose la boca ̶ . Me he encontrado con Marissa. ¿La recuerdas? ̶ Marissa, Marissa... Casi podía recordarla.
̶ En realidad me suena pero no la recuerdo ̶ dije intentado buscar en lo más profundo de mi mente.
̶ La madre de Camila e Ignacio.
̶ ¿Los mellizos genios? ̶ ya los recordaba, yo les decía los genios, porque siempre eran los primeros de su clase. Ambos eran altos y de pelo oscuro, sus ojos eran cafés y salvo porque uno era hombre y la otra era mujer, eran idénticos.
ESTÁS LEYENDO
Ivi
FantasyDicen que la magia no existe, que todos tienen secretos y que cada familia esconde un esqueleto en el armario. También dicen que nada es para siempre... Un día normal para cualquiera, una madre y su hija llega a su nuevo hogar: una antigua casa, med...