Capítulo 11

1.4K 126 29
                                    

Paso un rato después del juego hasta que Klaus sacó de debajo de su cama unas botellas de alcohol del mini bar de papá

-Esto se podrá genial-dijo Ben

Allison puso música y todos excepto Vanya y Cinco, comenzamos a bailar y darle varios tragos a las botellas, hasta que llegó un punto donde ya estábamos todos ebrios.
Yo estaba demasiado mareada hasta que sentí que iba a vomitar así que corrí hacia el baño de Klaus, Cinco se dio cuenta así que fue detrás de mí, entre al baño y claro que vomite, unos segundos después entro Cinco viendo como vomitaba, se veía molesto pero igual me sujeto el cabello mientras yo sentía que iba a vomitar las entrañas.

-Que te pasa _____ como se les ocurre tomar de esa manera-dijo molesto, realmente yo no ponía tanta atención, terminé de vomitar, me senté en el piso y me recargue en la puerta justo quedando a un lado de Cinco.

-Lo siento solo quería divertirme un rato-conteste

-Bueno al menos estoy aquí para cuidarte-

Nos quedamos un rato en silencio, hasta que vi su mirada dirijida hacia mí, así que decidi mirarlo yo también, mire sus labios y se dio cuenta, y lo única que hizo fue tomar mi cara, junto nuestras frentes y me beso este duro un poco más pero igual era tierno y dulce, nos separamos y comenzó a decir....

-No lo sé, no sé qué me pasa cuando te veo, siento una paz en mi alma solo sabiendo que estas a mi lado, es extraño jamas me había pasado hasta ahora-dijo sonriendo, pero yo estaba muy ebria a lo que solo contesté...

-Ahora Cinco estoy muy ebria tal vez mañana cuando ya no lo esté podemos habar sobre esto, porque ahora probablemente sólo diga un tontería-conteste riendo.

Cinco soltó una carcajada...

-Aún cuando estas ebria te ves linda-

-Tu eres más lindo-
Sonrió y volvió a decir...

-Bien ahora debes descansar-dijo mientras se levantaba del piso, me cargo y salió del baño

-No, no Cinco quiero quedarme otro rato-dije haciendo un puchero

-No no sin peros señorita, mañana me lo agradecerás ya lo veras-contesto

Salimos y no me pude despedir.

-¿A donde la llevas?- dijo Luther

-A su habitación, ya quiere descansar-

Me llevo a mi habitación y me dejó en la cama, yo casi en cuanto me recostó me quedé dormida, me tapó con la manta y paso mi cabello detrás de mi oreja, se quedó ahí por un rato y luego se acercó a darme un tierno beso en la mejilla.

-Descansa, te quiero-susurro en mi oído y se marchó.

𝐸𝑥𝑡𝑟𝑎 𝐼𝑛𝑢𝑠𝑢𝑎𝑙, 𝑀𝑖 𝑣𝑖𝑑𝑎 𝑐𝑜𝑚𝑜 𝑛𝑢́𝑚𝑒𝑟𝑜 𝑜𝑐𝒉𝑜.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora