Arregló unos cuantos papeles sobre su escritorio, peinó sus cabellos y volteó su silla al percatarse de que ese día en particular mostraba un gran sol a pesar de estar a poco tiempo de entrar a pleno invierno. Suspiró mirando las pequeñas esculturas que tenía en los muebles sobre la anatomía y divisó a una que otra persona pasar ya sea para entrar o para salir, incluso para ir a la cafetería que quedaba cerca de la clínica. El día era ambiguo, sin lugar a dudas, pues dependiendo del estado de ánimo se le vería de algún punto en específico.
Ese día Kim tenía nostalgia, mucha nostalgia.
Mientras esperaba que llegase su próximo paciente su vista estuvo puesta en el cielo recordando las veces en que cuando era solo un adolescente lo miraba con admiración, deseando ser alguien grande, quizás una persona con muchas aficiones o que tan sólo tuviera éxito.
Y lo tuvo, realmente era muy reconocido en el área de la medicina, tenía muchas chicas haciendo fila por él y económicamente ganaba suficiente para darse muchos gustos que cualquiera no tendría.
Entonces, ¿por qué se sentía tan solo y vacío?
Como la última hoja de un cuaderno o el último pétalo de una rosa, quizás el último suspiro de una persona o una estrella olvidada en el universo. Era extraño, tenía todo y a la vez nada, y ese pensamiento solía carcomerle a más no poder cada día aunque se lo negara para sus adentros. Años habían pasado desde la última vez que alguien le esperó con ansias en su casa o visitaba su trabajo a escondidas. Años desde que su corazón se sintió cálido y el amor en todo sentido brotó para darle una sensación agradable. Y a la larga le dolía, porque el tiempo pasaba y temía no tener a alguien.
Algunas personas tenían pareja, los de corazón roto tenían a su familia y los sin familia tenían amigos, pero él... ¿Exactamente qué tenía?
Nada, pensó. Un buen puesto de trabajo con chicas tratando de sobrepasarse siempre, con una jefa que le quería nada más por pura conveniencia y favoritismo por su aspecto y una solitaria casa con decoraciones un poco costosas que si era honesto, ni siquiera le importaban.
Y entonces a su mente llegó esa vez en la que comió en la casa de Hoseok, recordando los aires maternales de HyeSook junto a chistes sin sentido, añadiendo los pequeños berrinches de Soobin o los sonrojos de Jiwoo. Recordando los ojos brillantes de Hoseok mientras le hacía entrar tan fácilmente en un lugar que al principio no fue bienvenido. Recordando haber visto una familia que había salido adelante incluso si un miembro se fue para siempre y no volvería jamás.
Ellos sí eran una familia, sin duda.
— ¡Taehyung, el chico de la habitación número tres! —Sobresaltó al oír a Sunmi entrar de repente con una expresión de espanto, fue así que intentó dejar de lado sus pensamientos y se paró rápidamente para seguir a la chica y a los enfermeros encargados del curioso niño con problemas cardiacos.
Pero a pesar de su urgencia, le fue inevitable no dirigir su vista hacia la sección en la que estaría Hoseok.
Y allí estaba el pelirrojo con mejillas sonrojadas mientras Jungkook tomaba su mano y le susurraba un par de cosas que no fue capaz de descifrar, pero que, por alguna razón, le molestaron un poco.
— ¡Doctor, ¿qué hace allí parado?! —Escuchó a una de las enfermeras y cayó en cuenta de que debía correr lo más rápido posible, así que dejó de ver para ese lado y se dedicó a hacer todo por salvar la vida de aquel infante que, afortunadamente, sobrevivió al infarto que atentó con su cuerpo.
Luego de unos momentos jadeó, un poco nervioso mientras examinaba todo lo necesario, pero no entendía por qué de le hacía tan... Extraño ver a Hoseok y Jungkook, ¿acaso él mismo no le había dicho al pelirrojo que luchara por ese chico con cara de conejo? ¿Por qué los resultados se le hacían de una manera poco satisfactoria?
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moans | th + hs
FanfictionBueno, Kim Taehyung es el jefe de pediatría, alabado y querido por todas las trabajadoras; casanova, mujeriego e idiota. Jung Hoseok es un enfermero muy torpe en práctica que presenta una queja un tanto peculiar tras escuchar gemidos del otro lado d...