Raúl Russo

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Raúl Russo:

Desde pequeño mi forma de pensar ha sido distinta a otras, me fascina provocar daño no importa cómo y no importa tanto.

Me encanta escuchar gritar de dolor a cualquiera

Mi padre supo que desde pequeño me gustaba esto, pero, él nunca me temió, ni me miró de tal manera, a diferencia de mi madre la cual cada vez que me miraba era como si fuera un monstruo.

Tal vez ella siempre tuvo la razón.

Tenía 9 años cuando casi logró matar a alguien, me encontraba con David Gómez en mi habitación, mirábamos caricaturas mientras hacía problemas de matemática que nuestra profesora no había dejado de tarea.

Entonces aquellos deseos repentinos llegaron, quería entrar mi lápiz al ojo de David en ese instante, no me importaba que fuera mi mejor amigo en aquel momento quería hacerlo, mi cuerpo lo pedía.

Presioné mi lápiz a el cuaderno con fuerzas dejando mucho rastro de carbón encima del papel lo levanté sin más, lo iba a hacer, David ni cuenta se daba ya que se encontraba concentrado en los cálculos.

Pero algo me detuvo y me congeló, mi padre tenía los brazos cruzados mientras me miraba desde el umbral de la puerta, me miraba a los ojos, pero no se veía en ellos decepción, sino que no tenían sentimientos.

Desde aquel día mi padre supo que era un demonio.

Poco a Poco mis acciones hicieron que mi madre me temiera, no quería que me acercara a ella, su mirada su sonrisa, todo indicaba que me temía, que había creado a un demonio.

Sus ojos aclamaban la decepción.

Mi padre para mantenerla feliz adoptó a Christian, lo cual hizo que nuestra familia tuviera lo que a mí me faltaba darle.

La casa se llenó de felicidad con aquel chico un año menor que yo.

Hizo que mi madre ya no me mirara de aquella forma.

Hizo que hubiera risas en la casa.

Él era la luz y yo la oscuridad. Mi mundo se volvió más oscuro en la secundaria, Mataba sin cesar, tanto chicos como a chicas.

Pero mi debilidad era ella, deseaba que me temieran, deseaba obtener todo aquello y más. Después de llegar al éxtasis con ellas matarla y sin dejar rastro de todo volvía a hacer aquel chico ejemplar con novia hermosa, querida por mis padres, la cual amaba, la cual a la única que no lastimaba.

Y ella me amaba aun sabiendo lo que era. Nada de aquello le importaba.

Ya que sabía que yo la miraba con diferentes ojos que a mis víctimas.

Era mi dama.

Y yo su bestia.

Era Beast.

Christian se convirtió en mi chico favorito, no era un monstruo al igual que yo, pero enterarse nunca me juzgo, sino que lo contrario, dijo que era mi hermano, que cuidaría mi espalda siempre desde el día que descubrió lo que hacía, nos volvimos un equipo y al nuestro padre morir fuimos los dueños de todos.

Solo confiábamos en nosotros.

Nadie más.

No queríamos alterar las fichas del tablero.

Pero un error de hace años me hizo perder mi reino que ahora entre los escombros queda, por una fiera que yo mismo cree.

Mi error fue no matarla.

Mi error fue subestimarla.

Por ese error he caído.


Blasfemia. © ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora