7. Él

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Salí de la casa, y ahí estaba él. Con un porro colgando de sus labios, apoyado en la barandilla del porche, perfectamente peinado y mirando hacia las escaleras que daban pie hacia la salida de la casa.

Di un paso más, estaba realmente mareada, me tropecé dando un pisotón y haciendo que posase sus profundos ojos en mí. Bien Diana, bien, demostrando tu agilidad.

Se acercó—es un buen tío, si te ve mal te ayuda, supongo—. Me agarro por el brazo suavemente. Me miró fijamente y yo le aguanté la mirada. Era realmente guapo; moreno, ojos marrones oscuros casi negros, los mas profundos que había visto jamás. Labios carnosos y mandíbula cuadrada. Se le marcaba mucho la nuez, me.encanta. 1 metro 80 aproximado, quizá la altura perfecta para mí. Y esa dilatación de 10mm que tanto me gusta. Sonrió, me sonrió con esa sonrisa torcida que haría que cualquiera se volviese loca de remate, estúpida sonrisa torcida.

-Eh, ¿estas bien?- voz grave, bien.

- Sí, bueno un poco mareada pero sí voy bien.- Volvió a sonreír, estúpida sonrisa torcida.

- Anda ven aquí, vamos a sentarnos.- dijo señalando las escaleras. Me cogió de la cintura y nos sentamos en el tercer escalón, se apoyó en la barandilla y me miró profundamente. Me encantaba notar sus ojos oscuros clavados en mí, intentando descifrarme, en cierto modo era intimidante.- ¿mejor?- asentí. Comencé a sacar un cigarrillo.- ¿Que haces? ¿no pensarás ponerte a fumar estando así?- negó ligeramente con la cabeza.

- ¿y por que no? Ni que fueras mi padre.- saqué el mechero.

- Ahora yo te cuidaré.- sonrió- Nada de tabaco.- me quitó el mechero.

- ¿perdon?- me hice la ofendida y reí.- Lo siento machote, pero no necesito que me cuiden.- intenté quitarle el mechero, veía doble, el subió más la mano, y bueno me caí encima de sus piernas. Soy toda una experta en hacer el ridículo como veis. Se empezó a reir.- hey, no te pases.- le di un puñetazo en el brazo. Siguió riéndose.

- Bueno, para cuidar de tí primero tengo que saber tu nombre, ¿no?

- Diana

- Fernando, Fer.- me acerqué y le di dos besos. Olía genial.- Ahora te cuido, necesito más detalles.

- ¿y bien?

- ¿edad?- indirecta, pensé.

- 16, ¿tu?

- Casi 18.

- ¿Algo más?

- Nada más, de momento.- tiró lo que le quedaba de porro. Me empecé a marear cada vez más, sentía que la cabeza me iba a exolotar. Me tambaleé y tuve que agarrarme a la barandilla.

- eh, ¿que pasa?

- nada nada , sólo me duele la cabeza.

- ven.- se levantó y extendió la mano para levantarme- vamos a caminar un rato y a por comida.

Me agarré a su mano y me puse en pie, todo me daba vueltas. Me tropecé, una vez más. Me agarró por la cintura y me pegó a su pecho.

- Ahora te cuido, ya sabes- me dijo casi susurrando al oído.

***

Caminamos bastante hasta llegar a un bar pequeño y con pinta de estar cerrado. Él me seguía llevando cogida por la cintura, yo ya estaba bien, pero me gustaba notarle así cerca. Paramos en frente del bar.

- aquí está.- dijo.

- ajá.

- No seas borde, ven.- giró alrededor del bar hasta llegar a la parte de atrás y yo le seguí. Había una gran puerta de metal, le dio un golpe cerca de la cerradura y abrió.- Señorita- dijo haciendo un gesto para que pasara.

Cinco mesesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora