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–¿Por qué no me esperaste? pudiste haberte lastimado niña– me regañó JooDae un poco mientras se subía a un banco para alcanzar las maletas que estaban en los compartimentos superiores.

–Unnie, eres un pitufo– le dije burlándome un poco de sus pequeños 156 centímetros.

–Y tu coja, así que nos complementamos para que me uses de bastón, pequeña niña grosera– eso sí me causó gracia, ya que no me lo dijo de manera que pudiera herirme.

Bajó las maletas y las puso en el suelo abiertas para que yo pudiera meter mi ropa, algunas cosas se irían en cajas así que no me preocupo.

–Dae, ¿cuánto piensas que podemos quedarnos ahí?– pregunté un poco cautelosa y con un poco de desanimo.

–Hasta cuando tu lo necesites, el doctor ya transfirió tus terapias a un hospital de allá y en tu escuela dijeron que puedes tomar los exámenes en casa pero los finales vas a tener que ir a rendirlos allá– me dijo y después de ello se fue a su cuarto a guardar sus cosas.

Había pasado realmente poco tiempo, pero la velocidad con la que guardaba las cosas era impresionante, tanto que ya solo me faltaba guardar mis anteojos, accesorios y zapatos, toda mi ropa ya estaba guardada en las maletas.

No me había dado cuenta de algo, hasta que ya no tuve nada qué guardar en las maletas, que realmente lo hacía porque no quería que a Beom se le ocurriera llegar a casa.
Realmente quería irme de aquí lo más pronto posible, no quería tener que lidiar con él después de las palabras que me dijo afuera del bowling.

Estaba siendo egoísta, realmente egoísta, yo sabía que él no vendría en los días siguientes, sabía el horario de cada semana para poder saber en qué momento podíamos hablar o si tal vez él podía venir a casa a verme un momento. Y ahí fue cuando recordé que mañana sería miércoles y el jueves él tenía agenda libre después de las 17:00, así que vendría.
Necesitaba irme antes del jueves, no podía verle antes, necesitaba mejorar antes de hacerlo de nuevo, quería estar mejor antes de que otra cosa así sucediera. Lamentablemente sabía que al irme, lo dejaría todo aquí, en esta casa que me había visto crecer, tantos recuerdos empezaron a llegar a mi mente que comencé a sentirme con nostalgia.

Sacudí mi cabeza, cuando nos vayamos ya tendré tiempo para ello, y fui en busca de mamá Judy.

Todo sucedió tan rápido que no me dí cuenta de que estaba a punto de caminar hacia el auto para irme de aquí.

Terminamos bastante rápido, afortunadamente JooDae no preguntó la repentina rapidez con la que empacaba las cosas ayer en la noche. Acabamos de empacar en la madrugada y no dormimos realmente bien, eran las 6:00 am y ya estábamos pasando las cosas al auto, mamá Judy  contrató una agencia de mudanzas que harían el traslado de las cosas hasta Daegu, sip, me iría a Daegu por un buen tiempo, necesito sanar completamente y no hablo precisamente de mi pierna rota, sino de todo mi ser.

Me subí al auto, seguía en pijama, era un largo viaje de Seúl a Daegu y quería ir cómoda aunque el yeso no ayudaba mucho, además de que era muy temprano y no tenía ganas de poner empeño a mi imágen.

Yo iba en la parte trasera del auto y JooDae iría manejando, lo bueno era que el auto era espacioso y podía acomodar el pie enyesado, me senté por un momento mientras el auto avanzaba, mala idea, al ver mi casa, más bien mi antigua casa, dejé que mis pensamientos se apoderaran de mí, realmente lo estaba haciendo, ya no había lugar para el arrepentimiento ahora.

Estaba dejando todo eso malo que empezaba a tener en mí, y quien lo diría hasta mis skateboards se quedaron ahí, no quería traer conmigo lo que arruinó mi vida.

Dejé eso, dejé el skate roto, mi pierna rota, mis sueños y mis ilusiones rotas, y también, lastimosamente, dos corazones rotos.

BrokenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora