Unas cuantas lágrimas rebeldes se escaparon de mis ojos, no dudo que mamá Judy las haya visto a través del retrovisor, me recosté sobre el asiento acomodando mi pierna y dormí todo el camino hasta llegar a la que sería mi nueva casa.
Unnie tuvo que despertarme, sabía que ella no quería hacerlo, pero tuvo que, sino me quedaría en el auto hasta que decidiera despertarme por mi cuenta, otra persona abrió la puerta del lado de donde yo me encontraba, me asuste al ver a un señor de la edad de JooDae, o así se veía, abriera la puerta.
Mama Judy salió de auto y me ayudó a salir del auto y dándome las muletas.–Es un gusto volver a verla aquí de nuevo después de mucho tiempo, señorita– dijo amablemente el hombre que anteriormente había abierto la puerta para mí.
–El gusto también es mío, señor...– le dí una mirada para que él entendiera que no sabía su nombre.
–HaeJin, Na HaeJin señorita, soy el jardinero, he podado y cuidado de los jardines desde que sus papás compraron la casa, espero ser de su agrado– se inclinó haciendo una reverencia, lo cual me incomodó, no me gusta que me traten como si les hubiera salvado la vida.
Le dí una mirada a mamá Judy que entendió a la perfección, ella sabía que no me gustaba que me hablaran tan formal o que me trataran con tanto respeto. Pero entendía que para ellos era muestra de gratitud hacia mis padres, por lo que JooDae me cuenta, ellos ayudaron a mucha gente de esta región de Daegu dándoles trabajo y un techo donde vivir.
–Bien bien Hae, déjanos pasar, estamos algo cansadas con el viaje, diles a los demás que hemos llegado en lo que ayudo a la niña a entrar– dijo unnie ayudándome a acomodar mis muletas, el hombre inmediatamente se fue casi corriendo.
–El lugar es muy grande mamá Judy, creo que me sentiré rara viviendo aquí– dije cuando alcé mi vista para ver mejor la casa por fuera.
La casa tenía una rejilla donde unnie dejó el auto, hay un largo camino que tenía dos jardines muy grandes de cada lado de éste, la casa tenía 5 ventanales gigantes a simple vista y en la puerta tenía una pequeña terraza techada con escalones, al entrar un fuerte "bienvenida señorita" me asustó e hizo que me fuera un poco para atrás, afortunadamente mamá Judy me sostuvo.
Era todo el personal de la casa, era demasiada gente y lo comprendía, la casa era gigantesca, cada uno se presentó y me dijo cuál era su tarea o de qué era encargado.
–Tu habitación está por el momento en la planta baja, ven te la mostraré, la mía está justo a lado de la tuya por cualquier cosa– dijo mamá Judy después de que todo el personal se dispersara para hacer sus tareas.
Al llegar a mi recámara, no era tan diferente a mi antigua habitación, solo que esta tenía un gran ventanal frente a la cama que daba hacia un jardín lateral de la casa. Me recosté sobre la cama y ahí fue cuando me dí cuenta que no tenía mi celular conmigo.
–¿Mamá Judy?, olvidé mi teléfono– levanté la cabeza para mirarle. Tapó su cara con una mano.–Pero no te preocupes está en buenas manos, lo tiene Gyu.
–Ay niña, ¿de casualidad no dejaste también un brazo o tu cabeza?– "eso no, pero mi corazón sí", fue lo que pensé cuando terminó de hablar.–Menos mal que lo tiene el pequeño Gyu, sino ya te hubiera dado tus buenos chancletazos, mañana hago que compren otro para tí.
–Está bien mamá Judy, no habría hecho que Beom viniera hasta aquí o que alguien fuera hasta allá solo por un teléfono– realmente esperaba que Beom estuviera bien, y que el día que nos encontráramos no me tuviera rencores.
–Sobre eso, no me llames mamá Judy frente a los demás, quiero evitar malos entendidos, además de que ellos no están acostumbrados a que me llames así, ¿de acuerdo, pequeñita?– solo moví mi cabeza de forma afirmativa, lo entendía, ella quería evitar problemas y era mejor así.
Los días pasaron, tuve un teléfono nuevo, aunque realmente no lo utilizaba, mi cuarto estaba justo a lado del almacén de comida, así que no tenía que caminar mucho para comer algo. Los días se fueron convirtiendo en meses y sorprendentemente ya me había acostumbrado a este lugar, quitaron el yeso de mi pierna y esta se compuso relativamente bien ya que por lo mientras tenía que usar un bastón para que se recuperara mejor, pero se venía la hora de la verdad, tenía que rendir mis exámenes finales, lo que quería decir que tenía que ir a la escuela, exacto a Seúl, la misma ciudad donde dejé mi corazón roto, y el corazón roto de BeomGyu.
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Broken
Teen FictionTodo mundo tiene sus días malos o sus momentos de histeria. Todo termina con decisiones equivocadas. ¿Qué es lo que has hecho? ¿Te sientes bien después de lo que hiciste?