Epílogo

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🍂BeomGyu🍂

La ví irse y sorprendentemente no hice nada para detenerla, solamente estaba ahí parado con su mochila en mi mano y el arrepentimiento en mi corazón.

Sabía que le había dolido lo que dije unos momentos atrás, realmente no pensé bien mis palabras y dije lo primero que había en mi mente.

No supe que hacer en ese momento, seguirla, ir a su casa a dejarle sus cosas ese mismo día o simplemente dejar que se arreglaran las cosas por sí solas.

Era mi primera relación después de todo, la más bella relación que tenía, no sé si la amaba a tal punto de querer correr tras de ese taxi o la amaba al punto de entender que quería estar sola. No supe qué hacer, así que regresé con los chicos.

–Oh! regresaste, ¿por qué no viene noona contigo?– preguntó Kai cuando llegué a sentarme con ellos de nuevo.–¿y por qué traes la mochila de noona?.

–Sobre eso, discutimos y ella se fue– bajé la cabeza y mi mirada se posó en la mochila entre mis manos.

–¿La dejaste ir sola?– preguntó Soobin con un tono de sorpresa en su voz.

–Ella estaba muy enojada, no supe qué hacer– hasta ahora entiendo la gravedad de nuestra situación, jamás habíamos tenido una tensión como esta en casi dos años de nuestra relación.

–Bueno chicos, creo que tenemos que irnos, ya es tarde– dijo Tae al ver que el ánimo de todos había decaído por mi culpa.

Todos estuvimos de acuerdo en irnos al dormitorio, realmente me sentía mal, cuando llegamos, me senté en el borde de mi cama mirando nuevamente aquella mochila, decidí marcarle a du teléfono porque no podía quedarme así.

Los timbres comenzaron a sonar y misteriosamente algo dentro de la mochila vibraba, no podía ser cierto, abrí la mochila y ahí estaba su teléfono, colgué y un suspiro de frustración salió de mí, y al parecer fue uno muy ruidoso ya que YeonJun entró a la habitación.

–¿Qué ocurre?– preguntó acercándose a mí, le mostré el teléfono con carcasa de brillos.

Un pequeño Ouh salió de sus labios, empezaba a frustrarme, no sabía el número de su casa, y mamá Judy había cambiado su número recientemente y yo no lo tenía.

–No tengo espacio para ir a verla, hoy ya es demasiado tarde para salir a buscarla– me tomé de la cabeza.

–Deja estos días para que los dos enfríen sus cabezas y piensen con claridad ¿de acuerdo?– hyung me reconfortó dando pequeños golpes sobre mi espalda, realmente los apreciaba mucho.

Dos días pasaron hasta que tuvimos agenda corta el día jueves, así que podía ir directo a su casa después del trabajo e hice que el chofer me llevara a su casa, los chicos no se quejaron, entendían muy bien mis sentimientos por ella.

Bajé del auto y me dirigí hacia su puerta para tocar, los chicos decidieron esperar hasta que yo entrara, así que el auto aún seguía aquí, toqué varias veces pero nadie abría.

–¡Joven!– escuché que decían de una de las casas de junto así que giré para ver quién era, más no sabía qué era lo que iba a decirme –ellas se han ido el día de ayer, esa casa ya no la habita nadie.

Esas palabras me cayeron como balde de agua fría, inconscientemente solté la mochila y esta cayó al suelo, no podía creer que realmente se haya ido a quien sabe donde.

–¿Sa-sabe a dónde se han ido?– me costó hacer que esas palabras salieran en un tono alto para que aquella señora me escuchara.

–Realmente no era cercana a ellas y no hablaba mucho con JooDae, así que no sabría decirte– tenía que ser una broma, una maldita broma.

Abrí la mochila y saqué las llaves de su casa, tenía que confirmar que ella se había ido, abrí la puerta lo más rápido que pude y entré desesperadamente, al ver todo tapado con sábanas sabía que ésto era verdad, pero mi corazón no para de decirme que ésto era una broma, una broma de muy mal gusto, así que con manos temblorosas abrí la recámara de ella, todo estaba en su lugar, menos las fotos que antes había en su pared, me dirigí hacia su vestidor y mi corazón se rompió al entrar ahí, todo estaba vacío, los estantes que antes se desbordaban de tantas cosas que tenía, ahora no había nada.

Realmente se había ido, no sentí cuando mis ojos empezaron a derramar lágrimas, estas caían una tras otra como si mi vida dependiera de ello, unos brazos me giraron y me rodearon, después otros más se unieron. Necesitaba sacar aquél dolor que sentía al estar ahí, donde ella ya no estaba más conmigo, tenía ese sentimiento de pérdida, porque la había perdido a ella y había perdido mi corazón junto con ella.

–Se ha ido hyung, se fue de mi lado, se fue y no sé dónde se encuentra– mis palabras salieron con un inmenso dolor que a mis amigos también se les formaron lágrimas en sus ojos, los abracé tan fuerte como pude.

–Tranquilo, vamos a casa, no tiene caso que sigamos aquí, ¿de acuerdo?– solo asentí con la cabeza y YeonJun jamás me soltó y agradecí que no lo hiciera, de ser así, yo no hubiera tenido la fuerza suficiente para salir de aquí.
No me dí cuenta de que ya estábamos frente al auto.

–La mochila– salió tan bajo que dude que alguno de ellos si me hubiera escuchado.

–La trae Huening junto con las llaves– me sentí un poco aliviado de que si me hayan escuchado y de que no olvidaran lo único que me quedaba de ella.

El auto empezaba a avanzar y yo levanté mi mirada, aún la podía ver a ella tras de la ventana pero realmente sabía que solo era mi imaginación, cada vez estábamos más lejos de su casa y mi corazón se quedó en esa casa junto con ella, qué caso tenía llevar conmigo un corazón roto.

Así como te regalé mi felicidad, así te regalo mi corazón roto.

BrokenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora