Desesperación

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No le cuenta a su hermana de aquel incidente y ella no pregunta por su enamoramiento platónico seguramente asumiendo que él ya lo ha superado. Una semana después, Kageyama decide que estaría bien superar a Oikawa, sin embargo, le resulta difícil dejar de pensar en él debido a aquella sensación de alerta que se desarrolló en su cuerpo con el paso de los días.

No está seguro de dónde surgió, pero sabe que esa sensación no le pertenece a él completamente. Quiso preguntarle a su hermana o a su abuelo al respecto, pero no supo cómo. Con todos en la familia siendo alfas, no está seguro si aquellos síntomas son propios del género alfa o de algún otro, por ello, dejó de buscar una respuesta.

Las semanas sin hablar con Oikawa o con Iwaizumi se han vuelto comunes. Y Kageyama empieza a contribuir activamente el deseo del alfa de mantenerse lejos. Es como si el sentido de alerta y la necesidad de esconderse se activase en su interior cada vez que el chico está cerca de su rango de visión.

—Parece que finalmente dejaste de molestarlo, Kageyama —le dice Kindaichi sacándolo de sus pensamientos. Kageyama camina silenciosamente detrás de él y Kunimi como se ha acostumbrado últimamente—, Oikawa-senpai ya debía estar cansado de ti siguiéndolo por todos lados.

La risa de Kindaichi y el silencio de Kunimi lo hacen sentir avergonzado. Producto de aquello, su rostro empieza a calentarse.

—No era mi intención molestarlo —él decide responder.

Kageyama mantiene su rostro neutral pese a que su oración es ignorada. Incluso si Oikawa le gustaba, la posibilidad de ser su amigo era una ilusión mayor para él.

Sus pies se detienen y se despide de ellos, aunque no sabe si lo notaron. Se acerca a una máquina expendedora y presiona dos botones como de costumbre, cree que algún día le saldrán dos leches en lugar de una incluso si suena gracioso e improbable.

Divisa una banca metálica cerca del lugar y se sienta en ella mientras bebe su leche pensando en que hará de ahora en adelante. Probablemente los amigos no son tan importantes, así que el voleibol es una buena cosa en la que enfocarse. Se sumerge en su corta reflexión hasta que la presencia de Iwaizumi frente a él lo saca de sus pensamientos.

—Kageyama —saluda Iwaizumi. 

Él realiza una comprobación rápida de los alrededores. No parece que Oikawa esté cerca de ahí.

—Iwaizumi-senpai. Yo, esto... —las palabras salen de forma atropellada de su boca. No es que sienta miedo de Iwaizumi, pero no quiere que Oikawa se moleste y piense que lo está acosando nuevamente a través de su amigo—, creo que debo irme.

—¡No! Espera. Quería hablar contigo —el chico pasa una mano por su cabello, y Kageyama nota por primera vez que no trae sus parches de aroma. Olfatea ligeramente para sentir el aroma suave de la lavanda. Iwaizumi es un omega—. Se que han pasado algunas semanas, traté de hablar con el idiota de Oikawa, pero no quiere disculparse así que yo decidí venir a hablar contigo.

—Iwaizumi-senpai tu no hiciste nada. No tienes que obligarte a hablar conmigo.

—No es una obligación Kageyama, Oikawa está siendo más idiota de lo usual y tu mereces una disculpa. ¡Maldita sea, casi te golpea! —feromonas de frustración llegan a su nariz, y Kageyama arruga ligeramente su ceño.

—Está bien, lo prometo —no está bien del todo bien, pero tampoco quiere preocupar a Iwaizumi con las reacciones biológicas que él mismo no entiende—. No importa.

Iwaizumi lo mira fijamente, como si no supiera si creer o no en sus palabras. Es difícil para él porque fuera de la cancha de voleibol Kageyama siempre tiene la misma expresión en el rostro. Lo hace parecer mayor a su edad, pero también se vuelve más complicado interpretarlo.

Sostengo mi respiración [Omegaverse] | Oikage (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora