𝐶𝑢𝑎𝑑𝑟𝑜

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El corazón del pintor se aceleraba diariamente, y no era por los cazadores. Se convencía a sí mismo de que estaba enfermo, pero aún así no acudía a Emily porque en el fondo el sabía de quien era la culpa.

"Estúpido Luca Balsa, estúpidas pinturas, estúpidos libros inservibles de arte renacentista!"

Edgar quería destrozar su pincel, pero no era lo suficientemente fuerte. ¿Porque de todas las inspiraciones (inexistentes) que tenía tuvo que elegir al grandisimo idiota de Luca?.

Su pincel y su mano se movieron por sí solas, la mente consciente del pintor se había ido a las nubes, mientras que su concentración total hacia su cuadro estaban en su punto máximo.

Sus mejillas ardían mientras pintaba, sus ojos caían a la dirección de donde movía la punta del pincel. La gama de colores era de su total gusto, y si su voz mental hubiese estado despierta diría sin problemas que lo que estaba creando, era sin duda una obra de arte.

Al terminar después de horas, el delgado cuerpo del pintor se estiró al igual que sus brazos. Se trono el cuello y volvió a su compostura habitual. Al observar su creación, pudo sentir su cara hervirse.

Ah, el prisionero se veía tan atractivo en su pintura, incluso parecía real. Los tonos cálidos le hacían bien.

El pintor daba por seguro que todo estaría bien mientras el prisionero no se percate del cuadro.

Por desgracia, el día siguiente le tocaba participar en una partida. Debía de encontrar un lugar seguro para su pintura, Luca fácilmente podía entrar a cuartos ajenos, a pesar de que estos estén con llave.

"Bueno, no es como si Balsa quisiera a entrar a mi cuarto de todas formas". Pensó el pintor.

Aunque, igualmente, escondió el cuadro arriba del armario. Quedaría con algo de polvo, pero mejor era prevenir que lamentar.

Al ya no tener ya nada que hacer, decidió buscar algo para comer al piso de abajo. Hace poco fue la hora del té, por lo que debió de haber sobrado algo de comida.

La mayoría de los sobrevivientes bajaban a comer a tal hora, se podría decir que era como una pequeña cena, pero a diferencia de las habituales, esta era más solo una pequeña hora para tomar un té o café caliente con uno que otro aperitivo, aunque estos eran escasos, ya que no muchos en la mansión se tomaban el tiempo para cocinar algo elaborado.

El pintor no bajaba ya que no se llevaba del todo bien con los demás, prefería quedarse en su cuarto pintando o leyendo algún libro que se robo de la biblioteca.

Pero su estómago rugia y le suplicaba por algo para comer, que otra opción le quedaba.

Bajó rápidamente las escaleras, no se quería tomar mucho tiempo. Giro a la derecha y abrió la puerta que daba al primer comedor.

En este se encontraban sentados Emma, Margaretha, Fiona, Emily y Naib. Las dos primeras sostenían en sus manos una taza de té, y extrañamente Naib estaba siendo regañado por Emily, mientras las otras tres conversaban como si nada sucediera.

-"Naib, ya te he dicho miles de veces que me dejaras curarte, si hubiese sido así hubieses por lo menos haber vuelto menos herido."- La doctora peñizcaba la mejilla del mercenario, y de este salían exclamaciones de dolor.

El pintor con su cara totalmente seria, pasó de lado la mesa en la que estaban, dando rumbo a la cocina.

-"¡Ah, Edgar!, como no bajaste supuse que tendrías hambre, guardamos un poco de pastel que hicimos con Emily y Víctor" - Exclamó la jardinera, dándose vuelta y dirijiendo su mirada hacia el pintor, esperando una respuesta, la cual solo fue una aprobación con la cabeza.

Dio nuevamente la vuelta para ir a la cocina y buscar ese tal pastel. Esta estaba debajo de una bandeja de plata, se veía delicioso y estaba agradecido de que quedara un trozo.

-"Woahh, tengo tanta hambre..."- Se escucho la voz del prisionero abriendo la puerta, mientras daba un largo bostezo.

𝐥𝐮𝐜𝐚 𝐛𝐚𝐥𝐬𝐚 𝐢𝐬 𝐚 𝐟𝐢𝐫𝐬𝐭 𝐜𝐥𝐚𝐬𝐬 𝐝𝐮𝐦𝐛𝐚𝐬𝐬!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora