Cuando Steve despertó por primera vez se llevó la sorpresa que todo había cambiado, el New York que había conocido hace un tiempo ya no existía al igual que las personas que conoció... ahora se encontraba pérdido y casi ahogado. Así que Shield pensó que sería una buena idea llevarle a ver el museo que estaba en su honor.
Solo que no se imaginaron lo que sucedería cuando llegó a la parte en donde están conmemorados aquellas personas que fueron cercanas a él.
—¿Qué es esto? —Steve observó con furia a las personas encargadas del lugar, sus manos se transformaron en puño ante lo que tenía en frente.
—Señor... es la zona de su amigo, James Barnes. —Exclamó el empleado asustado, nunca imagino que el orgullo del país no tuviera otra emoción que felicidad y ayuda hacia los demás.
—Sé la basura que estoy viendo, ¿me quieren explicar por qué están mintiendo? Este hombre nunca existió, quién estuvo a mi lado fue Rebecca Barnes.
Muchas de las personas que estaban presenciando el asunto jadearon sorprendidas al descubrir que el engaño al que se vieron sometidos, siempre creyeron que el mejor amigo del Capitán América era un varón solo para enterarse hoy en día que siempre fue una chica.
—N... no, no sabía eso, señor.
—Quiero que esto desaparezca., muchacho, no voy a permitir que la memoria de Rebecca sea manchada de esta forma.
El empleado asintió rápidamente mientras el rubio salía de ahí muy enojado para dirigirse a Shield, la tan sola idea que una parte del museo esté para un hombre que nunca existió le causa repulsión. Recuerda las veces que Rebecca fue objeto de burla cuando estuvieron en el ejército, pero ella lo ignoraba hasta el punto en donde se volvió una sargento.
Y no le causa absoluta diversión darse cuenta que todo por lo que ella lucho fue cambiado en la historia para dársela a un hombre.
—Capitán, entendemos que se encuentre molesto por lo sucedido, pero nada podemos hacer. Desde hace 70 años se cuenta sobre la existencia sobre James Barnes y sin pruebas no podemos cambiar eso. Lo lamentamos.
Steve clavó sus uñas sobre sus muslos, tratando de tranquilizarse y no armar un alboroto en la oficina. Su diestra se dirigió hasta las placas que tenía en su cuello, se las quito para entregárselas.
—Rebecca y yo siempre intercambiábamos las placas antes de irnos a una misión... esas son las de ella, de esa forma se puede llegar hasta la información de ella. Y así poder arreglar este asunto, espero que trabajen rápido.
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Till The End Of The Line
FanfictionFictober. 2020. Stucky. Son algunos días, no todos.