Capitulo 7: "¿Qué demonios ocurrió ayer?

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Me levanté de la cama y fui derecha a la ducha para poder espabilarme de la resaca y del dolor de cabeza. Y poder recordar, por supuesto. Estuve debajo de la alcachofa durante minutos, tal vez horas, intentando recordar cualquier cosita de anoche, por muy minúscula que fuese. Necesitaba una pista de mi noche con Lana. Pero lo último que recordaba era entrar con ella a la fiesta. Recordaba el ruido de la música altísima y el barullo. Y nada más. Ahora entendía un poquito a Colin. Intentar recordar algo, forzar a tu memoria para que te diese un pequeño recuerdo y no conseguir nada. Sólo frustación y cansancio. Un fuerte punzón de dolor llegó a mi cabeza al recordar lo único que recordaba muy bien, el ruido de la música y la gente. ¡Maldita Annie Donnovan y su estúpida fiesta!

Salí de la ducha y me sequé con el secador el pelo por encima, tampoco muy seco lo dejé. Me hice un moño para que no me viniesen los mechones de pelo a la cara y me vestí. Ni siquiera sé lo que cogí. Sólo abrí el cajón de las camisetas básicas y cogí una al azar, igual que con los pantalones. Con uno de chándal estaría más que cómoda. No me puse ni zapatos. No quería que nadie me escuchase y me viera con tal resaca. Aunque me daba a mí que eso sería imposible. No sé si era porque estaba débil a causa de la resaca, pero la maldita puerta de mi habitación no se abría correctamente. Siempre pasaba lo mismo. Tenía que dar un pequeño golpe con la rodilla para que se pudiera abrir y dejarme salir de una puñetera vez. Dí ese golpecito, esta vez, más flojito de lo normal y milagrosamente se abrió. No sabía si había hecho mucho ruido

Aún con el modo silenciador en mis pies, bajé las escaleras para ir a la cocina y comer algo. Estaba totalmente hambrienta y estaba dispuesta a comerme hasta las verduras congeladas si era necesario. Entré en la cocina con la esperanza de que no hubiese nadie, pero no. Allí estaba mi abuela. Y Colin, por supuesto. Creo que sólo me vio llegar él

Estaba vestido con una camiseta blanca llena de manchorones negros y grises por todos lados y unos pantalones viejos, también manchados. Seguro que era porque había estado arreglando la camioneta. Estaba sentado en la pequeña mesa de la cocina, comiendo un bocadillo tan tranquilo

"Como si estuviese en su casa"

Pero lo que más me fastidiaba era su actitud. Tenía una especie de sonrisilla en la cara que claramente era de diversión. ¿Se reía de mí por mi pinta? La verdad es que yo también lo haría. Estaba horrible. Pero también transmitía algo raro, como si él supiera algo que yo no sabía. Era igual que mi hermana cuando me daba los regalos de Navidad. Se comportaba rara todo el rato porque sabía cuál era su regalo para mí y yo no. ¿Por qué esa actitud?

-Hola, abuela -la saludé. Ella estaba de espaldas y no me vio entrar

-Mi amor, -se acercó a mí y me acunó la cara- ¿cómo te encuentras?

¿Ella sabía que me había emborrachado y tenía resaca? Era imposible. Si lo supiera, ya estaría echándome la bronca

-Pues... eh... bien -no sabía muy bien qué contestar

-Colin nos dijo que tenías una de tus fuertes migrañas

¿Colin? ¿Cómo Colin sabía lo de mis terribles migrañas? Sólo lo sabía mi familia, y obviamente, él no lo era. ¿Cómo se enteró entonces? No entendía nada de nada. Lo único que estaba consiguiendo era confundirme aún más

Miré a Colin de reojo. Tenía una sonrisa amable en su cara. Me había salvado el culo cuando yo intenté emborracharle hasta que no se enterase, igual que yo

-Sí, fue eso lo que ocurrió -le seguí la corriente

-¿Te encuentras mejor ahora? Te dejamos dormir toda la mañana para que te repusieras. ¿Te has tomado la medicina? -mi abuela seguía preocupada por mí

SIN IDENTIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora