Capítulo V: Nueva Hermanita

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Los tres días ya habían pasado desde que llegue a este lugar, tengo que admitir que ha sido de mi agrado, tal vez sea porque el torpe de Fairchild no está aquí. Además también puede ser que no ha pasado nada extraño desde... la última vez.

Como había dicho tía Grose hace unos días atrás, efectivamente, una institutriz estaba llegando a la mansión, a apoyar a Flora y a mi en nuestro estudios.

Eran las ocho de la mañana, yo había bajado a tomar una merienda junto con Flora. La pequeña casi no hablaba, solo decía un par de palabras para hacer un comentario ocasional y pedir comida.

El silencioso desayuno terminó, Flora se fue al jardín y yo aproveché para levantar los platos que la niña y yo habíamos utilizado.

-______, te pedí de favor que si quieres que Flora te teme en serio, dejes de actuar como una criada.- Me dijo mi tía Grose.

- Pero no estoy actuando como una criada, solo soy responsable y educada, tía.

-Los señores Fairchild acostumbraron a los niños sean tratados como dioses. Ellos no tienen obligaciones- Me dijo mi tía- además este es mi trabajo, por hacer esto me gano dignamente la vida.

Solte un suspiro y coloque los trastos que había juntado nuevamente en la mesa.

-De acuerdo, tía.- Dije un poco decepcionada.

-______, no es porque no te quiera... tu eres mi única familia, pero ahora este lugar no tiene un adulto a cargo. Por eso pongo condiciones.

Mi tía me tomó del hombro y me dio una muy ligera sonrisa.

-Te aprecio mucho. Pero esto es parte para que encajes con la niña, lo mejor es que me dejes de llamar "tía".- Al termino de estas palabras, alice mi cabeza rápidamente, con la mirada sorprendida.- Puedes llamarme "Señorita Grose". Así Flora te asociará como otra "Privilegiada".

Estaba a punto de hablar y negarme ante esta propuesta, pero me volvió a ganar la palabra.

- Y antes de que te niegues, yo he tomado una decisión aquí, si quieres seguir aquí, tendrás que obedecer mis condiciones, no son muchas ni tampoco son estrictas. ¿De acuerdo?

Asenti con la cabeza, impactada por lo que acababa de suceder. Mi propia tía me pedía que le dejara de llamar así, quería que literalmente no hiciera nada en esta casa, en otras palabras... quería que fuera una Fairchild.

Me retiré del comedor y fui directo hacia mi habitación. Subía la escalera hasta que un pensamiento absurdo me detuvo.

-Oye, no he explorado este lugar inmenso, ¿Qué curiosidades habrá aquí?- Pensé absurdamente.

Mi vista se dirigió hacia una puerta blanquisca de madera que se encontraba al final de uno de los tres pasillos, parecía vieja, tenía unas partes agrietadas y rotas; su perilla era de metal, se veía muy opaca a comparación de las otras perillas relucientes de la casa.

-Entrare ahí, por ahi es donde va a comenzar mi auto-tour, ya que ningún miembro de esta casa se ha molestado en enseñarme este lugar... lo haré yo misma- Pensé en ese momento.

Estaba decidida a entrar ahí, por cada paso que daba, el ambiente se tornaba ligeramente frío. Mi mano giraba la perilla, la fría y opaca perilla, empujaba poco la puerta. Y mi cabeza se asomó al otro lado sin saber que esperar.

Para mi decepción no podía ver nada, la habitación estaba completamente oscura, y ni un rayo de luz tocaba aquí. Con mi mano, busque un interruptor de luz en la pared, pero no encontraba nada.

𝕹𝖎ñ𝖔 𝕱𝖆𝖎𝖗𝖈𝖍𝖎𝖑𝖉 [Miles Fairchild×T/n] (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora