Capítulo 9

4 0 0
                                    

Que hiciste ayer

Emmaline Crawford

Me levanto con un enorme dolor de cabeza y me doy cuenta que no estoy en mi cuarto, y mucho menos esta cama tan grande es la mía. El aviente tiene una fragancia de perfume de hombro y a la vez una mezcla de chocolate con fresas.

Trato de recordar que carajos hice ayer, le doy un vistazo a la habitación y enserio está muy arreglada para ser una habitación de hombre.

-Vaya, hasta que la princesa se despierta- me sorprendo por la voz y hasta ahora me doy cuenta que no estoy sola en la habitación. El me mira con diversión, yo lo miro confundida, luego tengo un vago recuerdo de él salvándome del idiota de Uriel, pero de allí mis recuerdos no existen, se borraron.

-¿Qué hago aquí? Mejor dicho ¿Dónde estoy?- le pregunto y el levanta una de sus definidas cejas y me vuelve a sonreír con diversión y niega con la cabeza.

Esta vestido con un suerte de manga corta de color gris, un pantalón negro rasgado en las rodillas y unas zapatillas Adidas de color blanco. Con eso hace marcar sus brazos fuertes y musculosos, lo cual lo hace ver de una forma misteriosa quitándoles la sonrisa burlesca que tiene en el rostro, con la que me mira fijamente, a comparación con la primera vez que hablamos. Esta vez mis ojos se permiten ver que casi cerca de las muñecas de cada brazo tiene dos o tres tatuajes, mas bien tiene casi todo los brazos tatuados al igual que también le sobre sale uno en el cuello. Salgo de mis pensamientos cuando lo escucho hablarme:

-No te acuerdas de nada- niego lentamente ya que enserio no recuerdo nada- Eso fue lo que creí. Primero- se levanta de la silla donde se encuentra y se cruza de brazos -Estas aquí porque, como estabas ayer así de borracha, no te iba a llevar a tu departamento así, después creerían que te hice algo o que se otra cosa más loca- tiene un punto, aunque sea el hermano de Evaluna no quita que las histéricas de mis amigas lo llenen de preguntas o piensen lo peor como cualquier otra persona que le llevan a un familiar inconsciente-Por cierto, no querías decirme donde estaban tus amigos o tu hermano.

Bueno eso era algo que no sabía, pero le felicito a mi yo borracha, porque enserio no quiero que mi hermano sepa que cruce palabra con ese tipo.

-Y segundo ¿Dónde estás? En mi apartamento y para ser más exactos en mi habitación- yo lo miro con cara de "Enserio" cuando dice lo último. Bajo la mirada y sigo arropada con las sabanas, lo volteo a mirar sorprendida.

- Que le paso a mi ropa ¿Tú me cambiaste?- le pregunto anonadada, se me encienden las mejillas de solo pesar que me vio en ropa interior.

-Tú te vomitaste, y sí te di una ducha y te cambie, te puse eso- me dice y señala el suerte enorme que tengo encima- para que durmieras cómoda, y no llenaras mi cuarto a olor a vomito.

Me dispongo a levantarme, pero antes de hacerlo el me vuelve a hablar:

-No te pares tan rápido, o te puedes marear, todavía tienes resaca por si no lo recuerdas- hago caso omiso, ya que no me duele la cabeza.

Me levanto y siento como todo me da vueltas y con eso caigo al piso, el me ayuda a levantarme y me sienta en la orilla de la cama y me mira mal.

-Eres tan terca siempre- me habla sin ninguna pisca de diversión.

-Tú eres tan bipolar siempre- le respondo y me sobo la cabeza.

-Yo no soy bipolar

-Aja

-Como sea

Le voy a volver a hablar cuando escucho un pequeño golpe en la puerta, el me da la espalda y se dirige a ella para abrirla. Veo que es una chica como de unos veintisiete o treinta años, veo como ella le da algo y él le susurra algo al oído a lo que ella asiente y me da una sonrisa antes de que el vuelva a cerrar la puerta y ella desaparezca de la habitación.

Voces Del PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora