Día seis.

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Serim había visto nuevamente a su precioso Allen vestido con el uniforme escolar, pareciendo un niñato como sólo él podía. Aquel martes Allen había ido más temprano al hospital para despertar como se debe a su hyung y de paso contarle el gran sermón que se llevó por parte de su mamá hasta que le dijo que él lo había besado, dejándola completamente atónita.

Serim reía pero en el fondo tenía miedo de cómo aquella dulce señorita lo pueda tratar al llegar junto a Allen a su casa, luego de un día juntos en la institución como solían hacerlo antes de su torpe lesión.

Allen se despidió con una sonrisa mientras que Serim peinaba mejor aquel cabello castaño antes de que este se moviera con delicadeza cada que Allen daba un paso largo para salir del hospital.

Recordó vagamente sus épocas de simplemente amigos y no encontró ningún cambio a como trataba a Allen en ese momento, planteándose pocos segundos si a su menor realmente no le importaba que lo siguiese tratando como "amigos" a sabiendas de su sentimientos que ahora reducían más por las acciones del rubio. Agitó la cabeza en un intento de eliminar aquellos pensamientos y se levantó de la cama tomando las muletas para caminar al baño y descargar su vejiga, y de paso también lavarse esa cara de recién despierto que había vuelto luego de que Allen dejara su habitación.

Dentro del cubículo del baño hizo lo que tenía que hacer y luego estiró la cadena subiéndose el pantalón y saliendo de allí, mirando su rostro arrugado con los ojos entrecerrados en el espejo, preguntándose qué le había pasado para acabar así.

Al regresar a su habitación, apretó el botón rojo al cual se había acostumbrado, y encendió la televisión para esperar con un poco de entretenimiento que Allen regresara a el hospital luego de 6 horas en la institución.

Los suaves toques en la puerta lo hacen entrar en razón y darse cuenta de que estaba pensando demasiado en ese castañito que había sido su amigo durante años, grita un "¡Adelante!" con voz ronca y observa la televisión confundido al ver que de un capítulo de "Mi amor de las estrellas" había pasado a ver un programa totalmente ajeno a él y realmente se perdió más al no haber notado la diferencia de números desde la última vez que había visto el reloj hasta ahora -que el creía que era sólo de 10 minutos-.

La pelinegra tan conocida en su día a día hace aparición en la habitación con la típica bandeja con el desayuno de los martes: panqueques con miel y yogurt de frutilla. Wonyoung había entrado con una sonrisa esperando ver a Allen Ma allí pero se molesta levemente al ver la expresión indiferente de Serim a su llegada, soltando un suspiro indignada.

— Ten Serim oppa, ¿Allen-ah está en el instituto?. —Pregunta guardando cautela, posicionando la bandeja en las piernas de Serim.

— Ajá, y tú también deberías. —Habló desconfiado de aquel dulce rostro que lo miraba con una sonrisita fingida en los labios y ojitos.

— Voy por la tarde, oppa. —Informó haciendo una pequeña reverencia antes de salir, dejando a Serim con la palabra en la boca.

[…]

Allen sube paciente por aquella avenida donde Serim habita, tratando de no desviar su atención a la casa del señor donde habían lindos conejitos saltando en el patio entre juegos. Se frenó un ratito y sintió dolor al sentir las patitas de uno de los conejitos tocar su rodilla raspada, no le dio importancia al severo dolor y acarició las orejias del conejo blanquito, alzando entre sus manos el gordito cuerpo del animal y poniéndolo de nuevo a salvo en aquel lindo jardín, despidiéndose amenanete de aquel trío de saltarines conejitos, retomando su ruta hasta el hospital donde Serim yacía.

Caminó unos metros más antes de posicionarse en el elevador del edificio y subir con paciencia quieto en el centro de este, esperando que las puertas de mental se abrieran para que empezara a correr hasta donde su hyung favorito lo esperaba, pero shsh, no le digan eso a Minhyuk que se pone celoso.

  一 Reposo.  一 «Sellen✓».Donde viven las historias. Descúbrelo ahora