Lo creyeron un inútil, un bueno para nada, un indigno de la casa Potter, alguien sin amigos y dejado de lado por los que le dieron la vida provocaron que el se valiera por si solo hasta que el destino o una cruel coincidencia, provocada por un terce...
Ya habia pasado mas de 2 horas desde que amanecio cuando salio de su despacho, un hombre pelinegro con canas grises a los costados quien bebia una taza de cafe cargado y con cuidado de no manchar su tunica azul caminaba por un largo pasillo, no le importo cuando una capa roja con ribetes dorados se acoplo a su traje completandolo, dejo de caminar para desaparecer su taza de cafe a medio terminar mientras miraba como una bella pelinegra se sentaba en un comodo sillon de una amplia sala.- Xanadu, ¿no conoces lo que llaman "puerta"?- dijo el pelinegro mientras ella solo sonreia y estiraba su mano, él solo suspiro para aparecer una copa de vino blanco mientras el se sentaba en el sillon que estaba frente a Xanadu quien tomo un sorbo.- Strange, crei que te gustaban mis visitas.- dijo ella mirandolo haciendo que Stephen Strange solo sonria de lado mirandola.
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Madame Xanadu (Nimue Inwudu)
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Stephen Strange (Hechicero Supremo)
-No me culpes, es grato tener a alguien con quien conversar a parte de Wong.- dijo el hechicero supremo quien se gano una sonrisa de la pelinegra.- Tengo un ahijado, sabes.- dijo ella haciendo que el pelinegro la mirara extrañado.- Pense que no te gustaban los niños.- dijo Stephen solo para que ella negara.- No me gustan los niños mimados, los demas son algo interesantes pero mi ahijado es....es especial.- dijo ella mientras el hombre solo la miraba.- En fin, no es que me moleste tu presencia pero...¿A que has venido?- pregunto Strange quien dejo que su clasica capa flotara a su lado mientras ella se levanto y miro a su alrededor para pararse a un costado de un atril el cual sostenia un libro, un libro tan antiguo que no se sabia a quien pertenecia.- Encontre al elegido.- dijo ella haciendo que Strange se levantara de sopeton haciendo que su taza de cafe cayera al suelo.
Tiempo Actual:
Ya se estaba ocultando el sol, los hombres y mujeres salian de sus trabajos mientras que algunos de estos marchaban presurosamente a un bar que estuviera abierto para no perderse uno de los encuentros que podrian traer alegria o frustarlos hasta que quisieran olvidar esa fecha, el triunfo o la derrota era lo que se interponia en su celebracion; pero eso no le importaba a un par de varones, un adulto y un niño los cuales estaban en las gradas del Estadio Olimpico de Roma, estos dos se ganaban la mirada de sus vecinos ya que el niño pelinegro que se movia intranquilo en su asiento esperando la salida de los jugadores portaba la camiseta de La Vecchia Signora y el otro varon, un hombre entrado en los 40 estaba vistiendo la camiseta del Ajax de Amsterdam quien le trataba de poner a su sobrino la camiseta secundaria o alternativa.