Capitulo 3: El ladrón, la zorra y el armario.

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Decidimos salir del bosque nada mas despertarnos. Contra menos tardásemos, mejor. Y para nuestra sorpresa, nos topamos con el reino de Skeleit. Hambrientos, decidimos ir a alguna taberna a comer. Las calles del reino eran preciosas, grandes y espaciosas, llenas de gente y todas dirigiéndose al castillo del rey. Distraídos por la búsqueda de una taberna, Rexar se estrello con un hombre delgado y bajito, de ropajes simples y ligeros, de pelo rubio y rizado y con una gran nariz.

-Perdóneme usted. No estaba mirando hacia delante.-Dijo aquel hombre, mientras ayudo a levantar a Rex. -¡Uuyy! Que brazos tienes.. Y que pectoral... Menudo bravo guerrero debes de ser...-Dijo de manera lujuriosa, mientras se relamía los labios.

-¿Le importaría quitarme las manos de encima? -Dijo Rexar con repelús, y miedo hacia esa persona.

-Vale, vale... Que difícil es encontrar al adecuado...- Farfullo mientras se retiraba.

Encontramos una taberna y pedimos agua y algo de carne. Y mientras nos sentamos a esperar la comida, le pregunte:

-Rexar, dijiste de ir a matar a Satán ¿Pero tienes alguna idea de dónde puede llegar a estar?

Se quedo unos segundos pensativo y luego contesto:

-Muchos héroes en la historia han ido hacia el Norte para enfrentarse a Satán, así que no es de extrañar que este en el norte.

-¿Y cómo sabes que fueron al norte?

-Lo sé porque todas las historias memorables de estos héroes, acababan en el norte, haciendo que estos desaparecieran sin dejar rastro.

-¿Y porque estas tan empeñado en intentar matarle a toda costa?

Al ver la cara de Rexar, supe que no debí haber hecho esa pregunta en ningún momento. Comimos lo pedido y Rexar fue a pagar.

-Son 4 monedas de plata.-Dijo la camarera.

Rexar empezó a buscar su dinero, pero no podía encontrarlo, pues ya no lo tenía encima. y algo molesto, pero con cara optimista, me miro a los ojos y me pregunto:

-¿Te apetece lavar platos?

Después de una hora lavando platos para pagar el almuerzo, salimos de la taberna, para proseguir nuestro camino.

-¿Cómo te han podido robar todo el dinero?

-Ese renacuajo homosexual debió habérmelo quitado... joder....

-Al menos es lo único que te ha robado ¿no?

Rex se quedo pálido al escuchar esa pregunta, y volvió a buscarse por todo el cuerpo. No consiguió encontrar lo que buscaba y con ira dijo mientras avanzaba:

-¡Tenemos que encontrarle!

-¡¿Qué?! ¿Pero tú estás tonto?

-Es el típico ladronzuelo. dudo que se vaya pronto de esta ciudad cuando circula tanta gente por aquí...

-y Precisamente por eso ¿no crees que debe de ser mas difícil encontrarle?

Rexar se giro hacia mí para decirme algo, pero el mismo hombre se volvió a chocar con él y cuando ambos se dieron cuenta, empezó a huir y nosotros empezamos a perseguirle por todo el reino. Se metió en toda clase de callejones, entre la multitud de gente, he incluso en los propios alcantarillados. Salimos del reino solo con su persecución y llego hasta una caravana.

-¡Melafe! ¡Melafe! ¡Socorro Melafe!- Gritaba mientras golpeaba la puerta.

-Ray ¿En qué lio te has metido ahora?-Dijo una mujer dentro de la caravana.- Tú espérame aquí en la cama ¿Vale, guapetón?

Leyenda SatánicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora