Capítulo 25- La oportunidad

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(Maratón 2/3)

Flashback:

Sonreí al saber que volvería a verla, luego de que me evitara toda la semana, bajandome rápidamente para saludar a su familia, sin encontrarla, intentando pasar desapercibida hasta llegar a la zona alejada en la que ninguna pelota llegaba, observando como desde la ventana, ella parecía acomodar sus cosas, subiendo rápidamente por la cuerda que la había ayudado a poner, notando su sonrisa mientras me sentaba en uno de los almohadones.

- Cómo estás?- Pregunté sonriendo, mientras ella ponía el disco de vinilo, sentándose a mi lado.

- Intentando pensar en todo lo que pasó.- Sonreí levemente, sabiendo perfectamente que podíamos llegar a tener los mismos pensamientos muchas veces, como si tuviéramos telepatía.- No sé cómo se sigue, no sé si yo tendría que haberte llamado, o hablarlo con mamá; solo sé que tengo que hablar con mi ginecólogo y no me animo a pedirle a mi madre que saque el bendito turno.- Tomé su mano.

- Si te arrepientes, yo no lo hago, quiero que seas feliz y si no me quieres ver, lo entenderé, pero quiero que seas clara conmigo y que si aún lo dudas, me dejes demostrarte que podemos cumplir las reglas y que yo no me voy a alejar porque no quieras usar anticonceptivos, solo fue una idea, si algo te incomoda, o tienes miedo, quiero que me lo digas, quiero que...- No me dejó terminar, me besó y solo pude sentirme volando cuando sus suaves labios se apoderaron de los míos, posando mi mano en su cintura y la otra sobre su cuello, sintiendo como me alejaba levemente.

- No hiciste nada malo, me encantó.- Ambas nos sonrojamos, mientras sonreímos.- Pero tengo miedo de arruinar lo que tenemos porque quizás esto sea solo un tiempo y yo me ilusione más de la cuenta.- Asentí lentamente.

- Tampoco quiero ilusionarme, pero estaríamos terminando nuestra amistad para empezar con algo más y no sé a qué podamos llegar.- Asintió suavemente.- Me das un beso?- Ambas reímos, sintiendo sus manos fijas en mis mejillas, mientras volvía a besarme.

- Voy a llenarte de besos.- Lancé una carcajada, sintiendo como cuando su lengua recorría mi cavidad bucal, su mano se posaba sobre mi entrepierna, moviendonos lentamente, dejándola recostada sobre mí, sintiendo sus piernas posadas sobre mi cintura.

- Alguien podría venir.- Sus besos siguieron por mi cuello.- Calle.- Se alejó rápidamente, cerrando todo lo que había a nuestro alrededor, dejando la caja de preservativos a un costado, notando su sonrisa, mientras volvía a besarme.

Tiré de su camiseta, llevando uno de sus perfectos pechos a mi boca, sintiendo sus manos posadas en mi cabello.

- Y si nos llaman a almorzar?- No lo había pensado.

Revisé la hora, notando que recién iban a ser las once de la mañana.

- Un rapidin.- Ambas reímos mientras quitaba sus últimas prendas, sintiendo como ella rápidamente quitaba mi pantalón junto con mi bóxer, liberando el pecaminoso objeto, rompiendo el preservativo mal, luego de que los nervios me atacaran.

Tomó mis mejillas, mientras intentaba volver a empezar.- Tranquila.- Tiró mis mechones rebeldes hacía atrás.- Estamos juntas en esto y vamos a hacerlo despacio.- Y simplemente pasó, nos dimos la segunda oportunidad de descubrirnos y saber lo que de verdad podíamos sentir la una por la otra...

Fin flashback.

Dejé las ensaladas a un lado, mientras Daniela traía unas bebidas, sintiendo sus labios tomar los míos.

- Deja de mirarme con esa carita.- Alcé mis cejas.- Me miras con amor y yo no sé cómo se hace eso.- Sonreí levemente.

- Yo te amo y sé que me amas, no necesitas poner una cara tierna para que yo entienda que lo haces.- Y ahí estaba su puchero y sus ojos cristalizados, besando suavemente su nariz.- Eso es.- Ambas reímos.

- Vamos a por nuestro hijo.- Me encuentro en el paraíso, donde Daniela Calle era mi novia, teníamos un hijo y todo lo irreal, era lo contrario, nos amábamos con locura y todo era más que perfecto.

Solo faltaba el arcoíris y esos detalles, y sería la postal que a todos les gustaba, pero no todo era de color de rosas.

Sebastián tenía su camiseta blanca transformada en pequeñas manchas verdes, mientras que Germán traía su pantalón igual, coronando por papá; quien traía los palos de golf de los anteriores nombrados, con su vestimenta pulcra, alzando al pequeño que reía animado, pidiendo más.

- Si lo cambiamos ahora, va a volver a ensuciarse.- Asintió lentamente.- Tenemos que lavarnos las manos y después podemos ir a almorzar.- Daniela sonrió, mientras yo le hacía cosquillas al pequeño que reía sin parar.

- Mamá.- Tiro de mi camisa.- Quiero hacer pis.- Sonreí levemente.

- Yo también quiero, pero tenemos a una intrusa.- Ambos miramos a Daniela, quien alzó sus manos en señal de rendición, saliendo rápidamente del baño, riendo junto a él, chocando nuestras manos, antes de enseñarle a apuntar al interior de la tabla y no a la misma.

Solo podía reír cuando salió corriendo del baño listo para almorzar, siendo recibido por Daniela, quien me miraba atenta, burlandome junto a Sebastián de ella.

Faltaba algo para completar la felicidad, pero todo a su debido tiempo...

Nuestro Secreto- [Caché]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora