Capítulo 23- Charlas suprimidas

3.4K 185 2
                                    

- Hola?- Picó suavemente en mi vientre.- Hola.- Repitió sonriendo, mientras repetía suaves besos por mi vientre.

- No te escucha.- Formó un puchero.

- Igual le quiero hablar.- Bajó más de la cuenta, sin poder evitar reírme cuando comenzó a hacerme cosquillas.- No se vale.- Parecía resignada y yo solo podía alzar mis cejas, sin entender su comportamiento.- Estas recibiendo besos que no te corresponden.-

- No me corresponden?- Negó rápidamente.

- Quizás sí, pero solo un poquito.- Lancé una carcajada, tomando su rostro para encajar nuestros labios, sintiendo sus manos tomar mi cintura, cambiando las posiciones, hasta que se separó levemente.- Tengo que usarlos?- Negué tomando sus mejillas sonrojadas, volviendo a besarla.

Sus manos se adentraron en mi camiseta de pijama, dejándola a un costado.

- Te amo.- Susurró sobre mis labios.

- Yo también te amo.- Quité su pantalón, volviendo a sentarme en su regazo, sintiendo perfectamente como jugaba con el borde de mis bragas, acariciando mi centro por encima.

Cuando ella se posó encima mío, todo cambió, solo se escuchaban nuestros cuerpos chocando, mientras que nuestros labios intentaban callar nuestros gemidos.

Sus embestidas eran profundas, como si sintiera sus ganas por hacerlo, como si estuviera a punto de partirme en dos.

Sus besos se transportaron a mi cuello, clavando mis uñas en su espalda, mientras sus manos se posaban en mis tobillos, sintiendo como si de cierta forma, ella tendría un mejor acceso a mí y yo solo me dejara llevar, tomando las sábanas a mi costado.

- Dios.- Sus dedos se apretaron en mi clitoris y se movía con demasiada delicadeza, llevándome a la locura.

Sus brazos me rodearon, aferrandome a ella, hasta que también llegó, intentando regular nuestras respiraciones, sin separarnos ni siquiera un centímetro.

Su labios recorrieron mi rostro, volviendo a besarme, tomando sus mejillas sonrojadas para que no se aleje.

Nuestras lenguas se juntaron y pude sentir como de a poco algo dentro de mí volvía a crecer, moviendome en ese intento de crear una fricción entre nosotras.

Ella terminó por reaccionar en un mal momento, vistiendonos a toda prisa, intentando hacernos las dormidas, mientras que Sebastián se recostaba a mi lado junto a su pequeño peluche.

- Mami.- Picó mi brazo con cuidado.- Mami, despierta.- Ambas lo observamos atentas, notando sus ojos brillosos.- Puedo dormir con ustedes?- Asentí intentando hacer más lugar, chocando con su erección, tragando en seco.- Me abrazas fuerte?- Volví a asentir, pegando su pequeño cuerpo al mío, sintiendo otro cuerpo rodearme, mordiendo el lóbulo de mi oreja.

- Descansen.- Susurró ella, pegándose aún más a mí.

Esto no iba a terminar bien.

》Narra Poché《

Desperté abrazada al peluche de Sebastián, quien estaba fuertemente aferrado a mi pierna, mientras que Daniela salía del baño secando su cabello, con una ancha sonrisa.

La tela de mi bóxer estaba húmeda y antes de intentar acomodarme, ella me empujó dentro del baño.

- No hagas ruido e intenta no demorar.- No estaba hablando en serio.- Yo haré el desayuno y bajaré a Sebas.- Estaba hablando en serio.

Suspire frustrada, metiéndome en la ducha para ir directo al punto, imaginando sus manos haciéndolo por mi, mordiendo mi labio inferior, mientras intentaba hacer rápido, consiguiendo lastimarme.

El jabón del shampoo corría por mi cuerpo y conseguía camuflarse con mi semen, saliendo de la ducha sin erecciones, con la diferencia de que ya había pasado más de media hora y tenía que llevar a Sebastián al jardín.

Tome una tostada, notando como el desayunaba tranquilamente junto a ella, dándole un rápido sorbo a mi café, consiguiendo quemarme.

- Vas a salir?- La miré incrédula.- Es sábado.- Me senté rápidamente frente a ellos, observando como ambos comían al mismo tiempo, con la diferencia de que él se quedaba a la espera de que ella termine de cortar su porción y quitar la cáscara, comiendola rápidamente, repitiendo el proceso.

Su nariz era la misma, sus hombros estaban igual de ensanchados y cuando fruncian su ceño o reían, eran iguales.

- Hoy el abuelo nos llevará a jugar golf.- Parecía animado y yo solo podía recordar mi sufrimiento en esa cancha.

- Nosotras te acompañaremos, pero nos quedaremos en la casa mientras te vemos practicar.- Las habitaciones de esa casa eran grandes, la casa era grande y yo solo podía sentirme a gusto.

Hoy era ¿día? de sexo, abran paso.

Su mirada se fijó en mi, llevando rápidamente la taza de café a mi boca, antes de que pueda ver mi cara de idiota que iba a hacer cosas con su novia.

Era sólo para sexo esa casa? No, solíamos molestar durante horas, suaves caricias, besos, charlas interminables y después de tentarnos durante el almuerzo,  terminábamos entregandonos a la supuesta pasión desenfrenada y cuando el atardecer llegaba, era el mejor momento.

Porqué? Ya lo sabrán...

Nuestro Secreto- [Caché]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora