Sonreí apretando más de la cuenta su mano cuando mostraban una gran ciruela, según lo que el médico dijo con aproximación de lo que Daniela podía tener.
- Aún sus familias no lo saben?- Lanzó la enfermera sonriendo junto a nosotras.
- Se dan cuenta.- Dijo la más relajada, mientras yo no quitaba mi vista de la pequeña ecografía.- Pero quizás este fin de semana.- Asentí sin darle importancia, hasta que...
Podrían cortarmelas este fin de semana.
Yo quería seguir haciéndole hijos a Daniela, quería seguir estando dentro suyo, quería que ambas disfrutemos.
De por si, los besos de Daniela eran mágicos, imagínense estar dentro suyo... era el paraíso, era lo más cómodo y la sensación más hermosa de todas.
Ser recibida por ella era como estar de visita y que te den de comer hasta que te llenes, solo que yo no me llenaba.
Frunció su ceño cuando acomodé al que se había levantado en busca de sentir esas miles de sensaciones, mientras volvíamos a casa.
- En qué piensas?- Besé el dorso de su mano, bajando rápidamente.- Poché.-
- No puedo pensarte?- Asintió acariciando mis mejillas, dejando un suave beso en mi frente.- Qué crees que sea?- Pregunté volviendo a observar la foto.
- Niña.- Dejé un rápido beso en sus labios.- Qué crees que sea?- Repitió observando que alguien estaba dentro de la librería.
- Dejamos la puerta abierta?- Negó rápidamente.
- Mamá está atendiendo.- Asentí suavemente, entrando para encontrarlo leyendo un libro de historia.
- Juan Pablo Jaramillo.- El muchacho me sonrió con malicia.
- Cómo están? Pasaba por aquí y creí que sería buena idea comprar un libro, te tengo una propuesta.- Negué rápidamente.
- Compra el libro y vete de aquí.- Asintió pagando rápidamente.
- Tengo un amigo de visita que podría darte millones de dólares por una simple sesión de fotos.- Lancé un leve suspiro.
- Nada que provenga de ti tiene un buen final, vete.- Sonrió entregandome una tarjeta.
- Piénsalo, rari.- Mi mano estaba lista para darle un buen puño al idiota.- Veo que sí sabes ponerla.- Daniela me frenó cuando estuve a punto.- Disfruta de ponérsela, porque yo sigo.- Tarde, ya estaba afuera del local y la sangre había comenzado a salir de su boca.- Voy a disfrutar de hacer mía a tu querida novia.- Otro golpe, sintiendo como ella me llevaba dentro y él hacía movimientos como si lo estuviera haciendo, hasta que me arrastró al estudio, sintiendo sus brazos rodearme.
- Tranquila.- Regule mi respiración, devolviendole el abrazo.
- Perdón.- Susurre escondiéndome en su cuello, sintiendo perfectamente esa impotencia de no poder defenderme.
Sentí como sus labios atacaron los míos, besandome con esa clásica desesperación, empujandome hacia la pared, sintiendo como su mano se posaba en mi erección, negando rápidamente.
- Aquí no, tu madre está abajo.- Susurre dejando un suave beso, sintiendo como parecía no importarle.- Quiero ser suave.- Cepillo mi pulso, intentando esconder mi gemido.- Daniela.- Estaba apoyada contra el escritorio y ella estaba desprendiendo mi pantalón, sintiendo como se alejaba para bajar hasta mi bóxer.
Tomé su cabello en una extraña coleta, escuchando perfectamente cada ahorcada que podía tener, mientras yo dejaba de pensar en ella.
Me alejé levemente, observando el hilo de semen camuflado con su saliva que iba desde su boca hasta mi glande, tirando de su pantalón, arrancando sus bragas.
- Hija de...- No alcanzo a terminar. Ya estaba dentro suyo.
Posé mi mano en su boca, saliendo de ella para volver a entrar sin ni siquiera darle tiempo, escuchando su queja de dolor, intentando volver a ser suave, mientras me perdía en su cuello, dejando el dolor de lado, la frustración que me daba ese idiota y lo estresante que era recordarlo.
- Perdón.- Repetí escondiendo mi rostro en su cuello.- De verdad, perdóname.- Asintió acariciando mis mejillas, bajando a intentar consentir su vagina.
- No es nada.- Susurró tomando mis mejillas, acariciandolas suavemente.- Te amo y es lo único que importa.- Besé su monte de venus, subiendo hasta su vientre, escuchando su risa mientras repartía besos en la zona.- Me siento bien.- Tiró mi cabello hacia atrás.
- Pero capaz el bebé no.- Susurre siguiendo con mi trabajo, estando ya arreglada.- Y yo, tengo que cuidar a mis bebés.- Lanzó una carcajada, mientras volvía a besarla.- Tienes que trabajar?-
- Me encantaría decirte que no, pero tengo que hacer pedidos y mamá no va a cubrirme para siempre.- Asentí alejandome de ella, queriendo volver a sentirme reconfortada dentro suyo, siendo suave, pero simplemente tuve que dejarla ir.
Porque sabía que la encontraría, porque vivíamos juntas y todo lo que hace demasiado tiempo dejé de pensar... Ahora se estaba volviendo realidad y era mejor de lo que pensé.
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Nuestro Secreto- [Caché]
FanficLo que en algún momento fue separado. El destino se encargó de volver a unir. Dándoles una oportunidad más a su relación. (G!P)