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Día uno

Park Chanyeol & Oc

~Wait-EXO~


1. Transformación (animal), omegaverso.

Es un picor en el brazo lo que despierta a Chanyeol, siente el brazo entumecido; y la fina picazón le estremece el cuerpo casi obligándolo a despertarse de pronto. Sus reflejos están lo más alerta que puede conseguir a esta hora de la mañana. Encarando con el ceño fruncido a la habitación apenas iluminada busca qué fue lo que lo despertó; no necesita buscar más, cuando un segundo rasguño se une al primero.

Acurrucada contra su costado duerme su omega, dormita sobre su espalda. Ve como una de sus patas se flexiona contra su suave estómago cubierto de esponjoso pelaje blanco, mientras la otra patita presiona sus garras contra la piel del brazo que usa como almohada. Se queda prendado del rápido sube y baja de su respiración, mucho más rápido que cuando es humana.

Tratando de no molestarla, Chanyeol se mueve con cuidado, quita su brazo de debajo de su cabeza; el pequeño zorro despeinado se remueve un momento antes de volver a dormir. Su corazón se hincha de ternura al verla tan pequeña y delicada, solo quiere cobijarla con la sábana más suave que tengan y cubrirla con su aroma.

Ahora con ella de ese tamaño, Chanyeol siente que se está apoderando del nido de su omega, hasta su lado alfa más territorial y posesivo siente que está invadiendo el espacio del zorro. Trata de tomarla entre sus manos y la acuesta sobre su pecho. Cabeceando el zorro se acomoda donde el chico la puso, presiona su húmeda nariz contra la piel tibia y vuelve a dormirse.

Se toma un largo minuto en el que espera que ella realmente se hubiera dormido y con cuidado intenta acariciarla. Con la punta de su dedo delinea su linda nariz, su dedo se desliza delicadamente por sus respingadas orejeras, estas se crispan pero no hace por moverse. Siguiendo la dirección del pelo, su palma da un lento recorrido desde el lomo hasta la esponjosa cola.

Su lobo está embelesado, casi ronroneando. El alfa se siente empapado de la suave esencia del fresco coco y las dulces moras. Se llena los pulmones de ese rico aroma, respira tanto de el que se siente ebrio y le duele el pecho; da una larga exhalación de puro alivio. Vuelve a dar una larga calada de su delicioso aroma. Su boca se hace agua, y se Chanyeol se vuelve calurosamente consciente de su erección matutina.

Está concentrado peinando el espeso pelaje del lomo cuando la siente moverse. Se congela y su mano se queda suspendida en el aire. Ella se arquea y se inclina contra su toque, como buscando más caricias; tanteando el terreno su mano se cierra alrededor de la cola del zorro, ella resopla y se tensa. El alfa maldice internamente. Ella se agita, como tratando de quitarse su mano de encima. No solo la despertó, sino que posiblemente arruinó el ambiente, parece que ella no está de humor para más caricias.

Se estira aún sobre su pecho, el pequeño cuerpo se mueve al ritmo de su respiración. Chanyeol contiene el aliento, apenas respira; concentrado en verla despertar. El zorrito se estira sobre su torso, arquea la espalda y estira las patas después de una larga noche de sueño. Y ahí es cuando ella empieza a cambiar.

Deja de sentir sus cálidas almohadillas y esas delgadas garras rasguñando su piel, para poco a poco sentirlas convertirse en tibias manos; el pelo se acorta y enrula. Su calor casi febril se normaliza hasta volverse humano, y aun cuando ella se siente cálida contra su alfa, el cambio la hace sentir fresca contra su cuerpo. El frescor le eriza la piel y endurece sus pezones. Por el contrario, su liviano aroma de coco y moras se hace caluroso y espeso.

El pequeño cuerpo del zorro desaparece y emerge la chica. Sus brazos se entrelazan sobre su pecho. Las curvas suaves de su omega se presionan contra el laxo cuerpo de Chanyeol. La omega hunde ligeramente su barbilla contra su esternón y las tersas piernas descansan entre las suyas. Su cadera se presiona contra la pelvis del alfa y a este punto no puede ocultar la dureza que se presiona contra ella.

—Buenos días—saluda con la voz ronca por el sueño. Asomándose de entre sus rizos las orejas de su otro yo coronan su despeinado cabello—¿Por qué no seguiste?—pregunta.

Él no entiende a que se refiere, hasta que ella toma su mano y la coloca en su espalda baja, cerca de la base de su cola.

—Creí que te había molestado—admite con timidez.

Su omega niega lentamente con la cabeza, mientras se sienta a horcajadas sobre él. Con las manos extendidas sobre su pecho, más que parecer un soporte parece que quiere abarcar tanto como se pueda. Ahora no solo puede oler su mancha, también puede sentirla goteando sobre él. Regalándole una traviesa sonrisa artera, la omega está dispuesta a demostrarle lo equivocado que está.

...

Delicado (Kinktober multifandom)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora