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Día seis

Kim Namjoon & Oc

~Stay/Blackpink~

6. Waxplay (juego con cera), daddy kink, bdsm.

Su cuerpo se estremece contra mi pecho, y aun cuando quiero abrazarla con fuerza y besar tanto tenga a mi alcance, desisto; no después de lo irritado que quedo su cuerpo. Los parches de piel inflada salpican su tez y se recienten contra mi toque.

El fresco consuelo que deja su loción a duras penas se da abasto para mitigar el ardor. Gimotea y suspira entre sueños cuando el sudor pica contra sus magulladuras. Una temblorosa mano se aferra a mi brazo, mientras la otra se afianza entorno a su pecho.

Cada tanto se mueve y se acomoda, se hace a su antojo con mi cuerpo, y no es que me queje. Me gusta sentir sus pechos contra mi piel cuando se acuesta frente a mí y la humedad de su sexo cuando abraza mi cadera con sus piernas; Es cielo y gloria hecha persona cuando siento las cosquillas que su cabello enredado me provocan y la presión de su trasero contra mi entrepierna cuando se me da la vuelta y duerme con la espalda contra mi pecho

Su cuerpo ahora blando como una gelatina derretida cabecea entre el sueño y la conciencia. El cansancio se amontona sobre mis parpados y solo la chispeante excitación que hace hervir mi piel puede mantenerme despierto.

El vibrante recuerdo de su cuerpo tenso, como la cuerda de un arco; y sus manos rígidas sosteniéndose de los barrotes de la cama me hace pegarla más a mi pecho, frotar mi piel contra la suya y gemir junto con ella. Beso sus sienes, su frente y sus labios incontables veces. Estoy tentado de picar su costado, preguntarle si está despierta y darle las gracias, por lo mucho que ella dejó en mis manos hoy.

Ella nunca lo había hecho y yo, bueno; no lo había hecho, al menos no con ella. Y aunque yo nunca me resistí a intentarlo, no era lo mismo para mí bebe; la idea le atemorizaba y ese miedo le quitaba todo lo interesante a llevar a cabo una sesión con cera.

El largo caminillo de escamas moradas que se riega por toda la habitación me recuerda lo mucho que ha avanzado mi nena y lo mucho que confía en mí... y en lo mucho que me ama.

La llorosa y ardiente vela, ahora está fría y opaca. Los delgados charcos que habían goteado contra la porcelana ahora están cristalizados. Las manchas moradas dejaron a su paso uno juego de escandalosos lunares rojos, tiernamente decorados con una delicada aureola rosa.

Los cardenales de sus tobillos, me traen la imagen de sus piernas amarradas a los estribos de la cama, la forma en la que se estremeció al sentir la rugosa cera en las puntas de mis dedos y los rasguños que dejaron desde su pantorrilla hasta sus muslos.

Pega su cabeza a mi pecho y restriega su mejilla contra mí, su expresión luce serena incluso cuando unos círculos grises ensombrecen sus ojos. Puedo contar con los dedos de una mano las veces que durante la sesión su mirada se fijó directamente en mí y no en cómo me entretuve eligiendo para ella cada una de las velas, en mis manos sosteniendo el fino cilindro de parafina o como contemplaba mi cuerpo vestido resintiendo su notable denudes.

Repaso en mi mente cada segundo, respiro hondo, pienso en sus jadeos, sus profundos suspiros y sus dulces palabras; la forma en la que sus ojos se velan cuando las primeras gotas caen sobre su escote, la manera en la que busca ver el lugar donde cayó, la pena con la que se tuvo que rendir y la pesadez con la que dejo caer la cabeza sobre la almohada.

Por más que estuviera tan vulnerablemente expuesta ante mí, fue avasallante el nervio que demostró para seguir consolándome tanto como pudo.

"Dame tu mano—con ambas manos rodeo mi muñeca y acomodo la palma abierta sobre su corazón. Al principio no logre sentir su pulso y creo que lo noto, porque me hizo cubrir su cuello con mi mano y fue cuando sentí su pulso golpeándose contra las yemas de mis dedos.

Sus amplios ojos me atravesaron, se prendaron de mí y su pesada mirada parda me desnudo; me sentí expuesto, frio y trémulo. Quería recuperar un poco de la confianza que su mirada pareció llevarse y solo logre que mi temblorosa mano izquierda dejara caer un largo hilo de parafina sobre su vientre.

"Respira—clamo con la voz estrangulada—Nam...—logra de manera pobre decir mi nombre y eso sirve para regresarme al aquí y ahora—Lento, respira; no estoy herida—me asegura con un poco más de fuerza en la voz. Yo me desmorono a partes iguales, en parte por su ternura, en parte por su fuerza.

El miedo a darme un golpe por accidente la ha llevado a que sus manos se abracen tensas en torno a su cintura.

"Por favor papi, ahora usa la verde—ahora con las manos atadas, intenta sobornarme con una sonrisa de labios apretados y mirándome con ojos soñadores. Me dejo embaucar por ella y tomo la vela que quiere. El fuego lame con gula la parafina y esta se derrite para convertirse en una laguna transparente que pronto pintara su piel.

"Mi papi es muy guapo—suspira entre dientes cuando me ve pasar las manos por el cabello y este se despeina en todas direcciones.

Un largo camino cae sobre su costado izquierdo, jadea y se retuerce, trata de encogerse, sin embargo los amarres a su alrededor se lo prohíben y no le queda más que apretar los labios y lagrimear.

"¿Quieres un abrazo?—me pregunta cuando duras charcas de cera se han fijado en su piel. Sus muñecas no han dejado de luchar contra los puños de cuero que las envuelven y se esfuerza por siquiera conseguir tocar un poco de mi piel—Porque yo si quiero, pero si tú quieres, tendrás que desatarme—se da el lujo de ser malcriada y apremiarme.

Con cuidado trato de regresar el vaso de agua y este toma su lugar junto al tarro favorito para beber jugo de mi nena. Con su pierna contra mi cadera apenas logro ver los cardenales que le dijeron mis manos en sus magulladas nalgas.

—¿Estás bien, papi?—balbucea con los ojos pesados de sueño.

—Claro que sí, nena. Vuelve a dormir—.

...

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⏰ Última actualización: Oct 06, 2020 ⏰

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Delicado (Kinktober multifandom)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora