Capítulo 4: Epejito espejito...

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-Espejito espejito ¿Quién es la que me ha ofendido?- mi madrasta estaba sollozando, como si hubiera sido la víctima tras haber cortado la cabeza a cientos de pueblerinos inocentes que solo intentaban esconderme. Ella estaba destrozando el Bosque Encantadao, no yo.

-Su señoría ya sabe lo que le voy a mostrar si no lo quiere ver pare de mirar- y entonces salió una imagen mía ayudando a los ancianos de los pueblo e intentado seguir el ritmo de Robin Hood robar comida y dinero para los más necesitados.

No entendía por qué me odiaba tanto si yo no había hecho mas que simples robos sin nada grave ni que temer.

-Odio a esa niña, me lo arrebató todo y me enterado de que alguien ha robado el anillo del Príncipe Azul, ese que te transporta a donde tú más desees, seguro que ha sido ella pero es imposible saber lo que quiere esa ladrona. Ojalá la hubiera matado de niña o que ese cazador hubiera cumplido su cometido. Se hubiera arrepentido mucho de estar vivo.- La palabra vivo la pronunció con énfasis casi llegando a la locura como si disfrutara su muerte, aunque viniendo de ella me lo esperaba.

-No os preocupéis su Majestad, tú ya sabes que puedo predecir todo, incluso a dónde irá Blancanieves.

-Pues dime donde está ahora.

-Vale pues, ¿Qué tal si os dijera que os está espiando aora mismo para saber cuál va a ser tu siguiente paso?

Entonces la Reina llamó a los guardias como si no pudiera hacerlo con su magia. Me tenían arrinconada no era justo y lo último que vi, fue a la Reina susurrándome al oído:

-Duerme Blanca, duerme...

Me había atrapado, y mi detino seguramente sería peor que la muerte misma.

Solamente Cuentos De HadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora