Tres

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(...)

Harry va cerca de veinte minutos mirándome.

Su cuerpo está sacudiéndose ligeramente y el color no termina por completo de regresarle al rostro. El cielo por fin dejó de llorar, dejando aún nubes oscuras que nublaban el día. Al parecer va a volver a llover más tarde.

Estamos uno frente al otro en las bancas de la cancha de béisbol, con el rizado intentando tomar aire y ahogándose en el intento.

Ninguno de los dos ha pronunciado palabra alguna. La respiración del rizado parece irregular, sin embargo, cuando intento ayudarlo se aleja asustado y luego me pide perdón bajando sus opacos iris verdes al piso.

Yo solo soy capaz de párame a pocos metros de él y esperar paciente a que el hielo se quiebre entre los dos.

Después de un par de minutos el más alto por fin separa sus labios y suelta un "Yo..." pero no es capaz de continuar porque frente a él se encuentra el entrenador que lo mira con semblante confundido.

"Harry hijo ¿qué haces aquí?, el entrenamiento se canceló"

Harry aclara su garganta y se pone de pie despacio evitando empujarme. "Lo se entrenador... es que..." él regresa a verme y hace una seña para que el entrenador me mire también.

El pobre hombre está confundido y cuando sus ojos se fijan en el punto que el capitán de su equipo señala no ve absolutamente nada. Toca con delicadeza el cabello rizado de Harry y lo mira con algo de pena. "Hijo... ¿te encuentras bien?"

Harry frunce el ceño y asiente. "Si señor... me lo encontré en las duchas" el ojiverde está algo preocupado por la reacción del entrenador, yo solo puedo negar mientras me acerco despacio hasta él.

El entrenador mira a todos lados intentando buscar el objeto que el rizado "encontró" en las duchas pero de nuevo obtiene nada.

"¿A qué te refieres Harry?"

El chico se queda sin aliento y sus ojos se abren como platos. "¡A LOUIS ENTRENADOR!", empieza a respirar erráticamente y noto que por fin ha perdido la cabeza.

"¡ACASO NO LO VE!" vuelve a señalar a donde me encuentro parado y parece que está a punto de quebrarse en llanto.

Me acerco despacio y tocó su brazo, él pega un respingo pero esta vez no se aleja. "Harry... él no puede verme" digo despacio para evitar asustarlo. El rizado solo es capaz de negar repetidas veces mientras las lágrimas amenazan con salir.

El entrenador tiene el semblante preocupado y toma a Harry por los hombros en un intento de abrazo. "Chico..." dice suave, como dándole las condolencias. "No tenía idea que tú y Louis eran amigos, ha sido una pérdida horrible para todos, sé que debe ser difícil".

Harry parece un niño pequeño cuando arrima despacio su cabeza en el hombro del entrenador, que según alguna vez me comentó, es como un padre para él. El señor, que luce como alguien que nunca a consolado a otra persona en su vida, hace su máximo esfuerzo por reconfortar al rizado y yo me siento como si interrumpiera un momento íntimo de padre e hijo.

"Él era un gran chico Harry, no merecía morir... no así" mi garganta se seca cuando las palabras salen de la boca del entrenador y Harry cierra sus ojos con fuerza para después abrirlos despacio y mirarme, suspira algo tranquilo al encontrarme frente a él de nuevo.

El ojiverde se separa lentamente del entrenado y le regala una sonrisa suave agradeciéndole por lo bajo.

"Si necesitas cualquier cosa muchacho estoy aquí, recuerda que no estás solo, siempre existe una salida... siempre hay una mejor solución" mi mirada cae al piso y mis mejillas se tiñen de rojo, Harry por su lado solo asiente y vuelve a agradecer.

Goodbye, LouisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora