Capitulo 2

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Estaba durmiendo cuando comencé a sentir que el suelo temblaba, abrí mis ojos rápidamente y vi a todos mis amigos en alerta al igual que yo.

- ¡¿qué sucede?!- grito Sango.

- ¡está temblando! - escuché como Miroku respondía y luego dijo algo que apenas pude escuchar. Solo sentí como inuyasha me tomaba de la cintura y me sacaba de la casa para ponerme en un lugar seguro. Miroku, Sango y Shippo salieron montados en Kirara y nos refugiamos en los jardines de la casa que daban paso al bosque.

- ¡¿qué es eso? - grite al ver una sombra gigante que se dirigía hacia nosotros. Parecía una enorme serpiente que se arrastraba por el suelo y detrás de ella los insectos de Naraku.

-Esto es obra de Naraku- exclamó el monje.

Inuyasha desenvaino su espada, Sango y Miroku fueron a llevar a los aldeanos a un lugar seguro mientras yo me quedaba con Shippo y los fragmentos que poseíamos. A penas eran 3 fragmentos, pero es todo lo que tenemos y debemos protegerlos de Naraku a toda costa.

-yo te protegeré Kagome. Puedes contar conmigo- las palabras de Shippo eran muy tiernas, pero yo no podía evitar sentirme preocupada más por Inuyasha que por mí. Estaba usando colmillo de acero para acabar con el monstruo, pero por alguna razón el tamaño de esa serpiente no le impedía tener una gran destreza en esquivar los ataques de inuyasha. Si los ataques de la espada no son efectivos dudo que mis flechas lo sean también.

-para ser una mitad bestia eres muy fuerte. Me sorprendes- dijo la serpiente, ¡podía hablar!

- ¿qué quieres maldito? - le grito Inuyasha.

- Eso lo saben perfectamente. Por eso tienen a esa chica escondida por allá... sé que ella posee los fragmentos de la perla- esa cosa sabia dónde estaba. Mire a inuyasha rápidamente y este me devolvió la mirada. Sabía que estaba a salvo siempre que inuyasha estuviera conmigo. En eso llegaron Miroku y Sango.

-Vayan- escuche decir a la serpiente y en un segundo desde su torso comenzaron a salir cientos de serpientes de todos los tamaños.

- ¡ay que horror! - grite asustada. Miroku uso su agujero negro para absorber una gran cantidad y Sango su Hiraikotsu.

-me advirtieron de ti joven monje. Por eso te traje una sorpresa- los insectos se posicionan de tal manera que Miroku no pudiera usar su agujero negro. En eso vi como inuyasha caía en el techo de unas casas de una manera muy horrible.

- ¡inuyasha! - inconscientemente trate de correr hacia él, pero unas serpientes venían hacia mí. Por suerte el Hiraikotsu de Sango me ayudó.

-estamos casi rodeados de serpientes- dijo Sango y sin apenas darnos tiempo a reaccionar, las serpientes saltaron hacia nosotros. Fue algo horrible, las sentía por todo mi cuerpo y una mordió mi tobillo.

- ¡inuyasha! ¡inuyasha! - grité lo más que pude llena de terror. - ¡ayúdame! ¡inuyasha!

cerré mis ojos y sentí como alguien tomó mi mano. ¿quién era? ¿inuyasha? no... se sintió muy fría.

- ¡Kikyo! - exclame sorprendida por verla ahí. Ella me había salvado... pero ¿qué hacia Kikyo en este lugar? vi como sus serpientes caza almas purificaban las otras y ayudaban a mis amigos.

-corre- me dijo y yo simplemente estaba en shock. ¿quería que me fuera y dejara a mis amigos? ¿dejar a inuyasha?

-n....no -a penas pude responder.

-tu tienes los fragmentos, ¡vete ya!-

-¡no lo haré!- no sabia porque me decía esas cosas pero no era el momento para que saltara con esa actitud.

-si no te vas ahora perderemos todo, entiende por favor- las declaraciones de kikyo quizás eran razonables pero simplemente no podía. Mire a mis amigos y a inuyasha que estaban siendo protegidos por Kikyo mientras yo estaba ahí sin poder hacer nada, mire a Kikyo y ella a mi... di media vuelta y corrí lo mas que pude hacia el bosque sin mirar atrás.

Corri y corri todo lo que mis piernas me permitieron. Junto a mi iba una serpiente cazadora de almas de kikyo, supongo que me estaba protegiendo. Segui corriendo y solo escuchaba el sonido de algunas serpientes detras mio y otras que no pudieron hacerme daño gracias a la ayuda de kikyo. Por mi mente solo pasaban las imágenes de mis amigos, los habia abandonado. Aquella era la peor noche de todas. Todo estaba tan oscuro que no me di cuenta que había llegado a un barranco. La serpiente de kikyo me rodeaba tratando de protegerme.

-estás ayudándome, ¿cierto? - mire hacia abajo y si caía de esta altura estoy segura de que no podría sobrevivir. Nada podría salir peor, pero me equivocaba.

Un grupo de serpientes llego y me rodearon. Eran tantas que sabía que la ayuda de Kikyo no bastaría en esta ocasión. Así que tome mi arco y dispare, pero fue en vano porque pudieron esquivar cada una de mis flechas. Di un paso hacia atrás por puro reflejo y para mi mala suerte la tierra del barranco empezó a caer y yo caí con ella.

-Es mi fin- pensé mientras iba cayendo hacia la nada. Vi como la serpiente de Kikyo venia por mí y pensé que me salvaría, pero... solo tomo los fragmentos que tenía y se fue. No lo podía creer, me había abandonado. Solo me estaba siguiendo para poder quitármelos. Cerré mis ojos esperando la inminente caída y mi muerte. Por mi mente pasaban todos los momentos que pase con mi familia, mis amigos, la escuela, mi hogar... había dejado todo para venir aquí y cumplir con mi responsabilidad, no... eso no es verdad. Me había quedado por Inuyasha, quería estar con él. Supongo que moriré igual que Kikyo deseando ver a Inuyasha una vez más.

El destino de KagomeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora