Hoy es un día como otro cualquiera, el despertador suena a las seis de la mañana, le doy un fuerte golpe, lo suficiente fuerte para tirarlo de la mesilla.
Desde mi cama oigo el chisporroteo de la sartén en la cocina, y percibo un olor a tortitas que me hace despertar al instante.
Me levanto de la cama todavía medio dormida, y entro en el baño con la esperanza de no ver otra vez mi cara normal, pero ahí estaba, en el espejo, ese pelo rubio y liso, largo por debajo de los hombros, esos ojos marrones, esa nariz chata, mi cara no era más que una entre las demás, sin posibilidades de destacar entre la multitud, en fin, me lavo los dientes y la cara, y salgo rápido del baño, y ahí estaba nuevamente, el dilema de todas las mañanas, la ropa, ¿que debía ponerme?, ¿porque era tan difícil?, sin querer pensarlo más cogí unos vaqueros oscuros y un top azul, y rápidamente bajo las escaleras.
Mi madre estaba haciendo tortitas en la cocina, mi padre estaba sentado en la mesa leyendo el peiódico, y mi hermano pequeño estaba ya desayunando, o al menos eso intentaba, parecía tener sueño, posiblemente de pasar toda la noche jugando videojuegos.-Elle siéntate, te voy a poner tus tortitas en la mesa- dice mi madre cogiendo un plato para servirme las tortitas.
-No mamá, gracias, pero Adam me está esperando fuera, ya es muy tarde- le digo con la esperanza de que me deje ir, aunque en verdad Adam no me está esperando, pero no se me había ocurrido otra excusa mejor.
- Vale, pero no te acostumbres- me dice con una cara de preocupación.
-Vale, adiós- me despido de todos.
Salgo por la puerta, y ahí estaba él, Eric Harris, mi vecino de enfrente, y también el chico más guapo y popular del insti, todas las chicas siempre están hablando de él, de su pelo marrón, de sus ojos azules, de como sonreía, etc. Pero yo solo podía verlo desde lejos en el comedor, también podía verlo en la clase de historia, aunque solo era su espalda, también lo había visto por la ventana cuando ayudaba a su hermana pequeña a montar en bicicleta.
A pesar de ser vecinos durante cuatro años nunca nos habíamos dicho una sola palabra.
Hoy se veía más guapo de lo normal, me quede mirándolo sin darme cuenta del tiempo, y entonces ocurrió, nuestras miradas se cruzaron, estaba nerviosa, pensaba que Eric me vería como una loca, pero en lugar de eso me sonrió, una de esas sonrisas cálidas, que me hizo sentir algo extraño, ¿que era esto?, por alguna razón me hizo sentir extraña, ese sentimiento no era igual a lo que sentía cuando lo veía en el insti, ni cuando ayudaba a su hermana, ¿ qué podría ser?
En este momento no podría haber imaginado lo que pasaría después, ni que este sentimiento traería tantos problemas.
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Mi única oportunidad
Подростковая литератураEn el pasillo, en clase, incluso su casa enfrente la mía, y no me había notado hasta ese día, él, el chico perfecto, el más deseado, mirándome a mí, aunque desee estar junto a él, se que es imposible. Esta es la historia de una chica llamada Elle, E...